воскресенье, 4 ноября 2018 г.

Capítulo 16. En problemas después de alegra. La teleportación. Parte I.

          El otoño ha llegado. Albert cada vez más lograba estos desplazamientos deseados a través del espacio. Tambiém cada vez más, él tenía que irse de viajes pequeños, para recordar más puntos claves, a donde podría aparecer de repente, “moviéndose”, ya sea a cerca de una gran ciudad que en futuro puede hacerse necesario, como Paul una vez necesitaba ciudad Grozny, o en lugares hermosas y desiertas, más frecuentemente en los bosques alrededor de Moscú y en en las regiones contiguas. También él no olvidaba de usar las visitas junto con la esposa a las amigas de ella, recordando todos los detalles de sus apartamentos. Ni Nadezhda, ni sus amigas no sospechaban nada. A veces, el viejo daba señales, poniendo 100 ó 200 dólares en la página 343.
          Nadezhda creía que el marido ha encontrado algún trabajo, pero no narra. ¿Puede ser que haya algo malo? Ahora él iba de campamento o viajaba más frecuentemente y ella suponía como si él llevara alguna mercancía de una ciudad a otra. Y el viejo cesó de visitarles demasiado repentinamente. Sin embargo, algo la calmaba y ella no sabía causa. Más probablemente, era, como parecía a ella, alguna alegra sin razón, la confianza de Albert en sí mismo y a la vez no había ningún miedo, ni pesadillas. Tales cosas usualmente tienen lugar con la gente que jugan a los juegos sucios o son espectadores de las muertes y mutilaciones a otra gente.
          Un día él encontró un libro de texto de geografía que fue dejado en la casa desde la edad escolar. Albert narró a ella, cómo siendo un alumno en la escuela, él tomaba el libro y lo abría en la página, donde la imagen barata de Nueva York en blanco i negro estaba, la vista desde el mar. Podía mirarla por un largo tiempo, cesando de oír y ver lo que pasaba alrededor de él, probablemente, un hombre que está cachondo, ve de tal manera una pornografía favorita, pero, ciertamente él no encontraba nada sexual y la causa era otra en absoluto. América incorporaba en sí mismo la libertad, de la cual la gente no podía incluso soñar, estando en este nudo soviético de víboras. De la sí misma manera, alguien que es envenenado por los humos en una casa cerrada con el horno defectuoso, él buscaría la grieta debajo de la puerta y aferraría con avidez a ella, tragando el aire fresco que falta así, también alguien que derramó el agua en el desierto y afortunadamente, encontrando una fuente que está filtrando apenas, él tragaría cada gota preciosa con las lágrimas de alegría, sin cargarse sí mismo por los pensamientos filosóficos que esto es sólo el agua. Incluso el agua ordinario puede ser tan deseado y maravilloso.
          Ahora la libertad tenía lugar aquí. Aunque no era completa, aunque contenía las impurezas sucias, pero era la libertad. América todavía era románticamente atractivo, pero no era hasta tal grado, aunque el interés en los países lejanos no era perdido. Él entendía que todos ellos viven como si al pie del volcán que puede ser, no estará en actividad unos cuantos siglos más, pero también puede entrar mañana en actividad y consumirles. Podía esperar lo que sea desde el estado monstruoso. El oeste continuaba a atraerle con la misma fuerza, sin embargo, pero con el interés romántico era agregado el interés pragmático y cotidiano.
          Cada vez más él miró esta página amarillenta con la imagen de Nueva York y se imaginaba a cerca de la Estatua de la Libertad o en la Wall Street, o en la Quinta avenida. Pero no podía lograr y Nadezhda no entendía que  le sucedía.
          "Probablemente, hay una parte considerable de conjeturas en mi Nueva York imaginario", - Albert creía. Entendió que en vano no escuchaba a viejo Paul que no aconsejaba en tal casos no examinar las imágenes, sino a ver las películas que contienen imágenes de localidades necesarias. Una vez él ha estado sentado dos días en el mismo cine, mirando la misma película documental, donde unas imágenes mostraban un lugar animado en Broadway. Una mujer, la empleada del cine le notó y ya empezó a considerarle como un loco. No ocurriría a nadie a mirar muchas veces una película que no es interesante para el público ordinario. Es posible, ella lamentaba mentalmente que en esta época ya no podía llamada el servicio psiquiátrico bajo tal pretexto y mandar a un manicomio un hombre que tiene en sí mismo algo desconocido e incomprensible. El espectador extraño también apareció el tercer día. Ella empezó a observarle. Como siempre, él estaba sentado en el fondo, mirando la pantalla demasiado atentamente.
          De repente, él despareció. Estaba y no hay, como existía nunca. La empleada abría y cubría sus ojos. No. De hecho el espectador extraño despareció. Ella pasó a las últimas filas, se agachó, mirando el piso entre las filas, como si buscara algo. Después de alcanzar dos chicos que estaban sentados por delante de Albert que ha desparecido y por lo tanto, no notaron nada, ella susurró a ellos:
          -Perdón, chicos. ¿Fumó nadie aquí?
          -¿De verdad? - uno de ellos susurró y los ambos abrieron las palmas. - No hay humo, luego no hay fuego.
          Ella entendió que sería mejor no narrarlo nunca a nadie de este espectador. Él ya sea un loco o no existía nunca. En la versión última, ella misma sería considerada como una loca.
          En este momento, Albert, siendo abrazado por la alegría increíble, caminaba en las calles tranquilas de Nueva York antes del amanecer. Él logró teletransportarse inmediatamente después de recordar que hora está ahora en Nueva York, donde el tiempo es de ocho horas detrás de Moscú. ¿Cómo podía olvidar este detalle evidente?
          Él estaba lleno de emociones alegres. Sin embargo, una molestia ligera era agregada, porque él tenía que trabajar un poco, elegir y recordar varios lugares, para teletransportarse a ellos mismos en futuro. Tenía todavía mucho trabajo agradable: asimilar muchos "puntos de apariencia" en todos los Estados Unidos, en toda la América de Alaska a la Tierra del Fuego, en toda la Europa, en todo el mundo. A causa de la alegría, le gustaría cantar canciones, gritándoles en voz alta. Según el pasado hábito soviético, él estaba conteniendo, pero en vano. Su canto se ahogaría por el ruido de la gran ciudad. La gente que estaba apresurándose al trabajo y cada de ellos tenía su propio caso, ellos no prestarían atención a él, incluso si prestaran, es dudoso que lo fuera provocado un deseo de arruinar su alegría incomprensible. En el momento de la marcha, ellos creerían que probablemente este hombre ganara a la lotería y después de pasar cien pasos, olvidarían de esto.
          -Are you happy? ("¿estás feliz?" en inglés) - Albert oyó desde un agente de policía que estaba caminando.
          -Yes. I do, very much. ("Sí. Estoy feliz mucho", - en inglés) Y la conversación estaba terminada por esto.
          Y qué importa que él no pronunció suficiente correctamente estas palabras en inglés, incluso el agente de policía no estaría sorprendida de esto. Nueva York está lleno de los extranjeros. Y un hombre que lleva con él una alegría sincera, no es semejante en absoluto a un criminal. Albert entendió que aquí necesita intentar mucho para que se haga detenido en la estación de policía a causa de sospecha. Dicen que la policía de los Estados Unidos es peor que en Estocolmo o Copenhague donde él todavía no estaba. Puede ser, sin embargo, no es Rusia. Aquí la policía captura los criminales, sin insultar la gente que osa ser diferente por algo.
          El sol se elevó alto y Albert separaba cada vez más lejos de Broadway. Las eriales de piedra estaban haciéndose cada vez más inanimadas. Él paró a cerca del edificio de piedra que estaba ya sea construyendo o derrumbándose. Ahora ya era nueve de la tarde en Moscú, el tiempo a regresar. Sintió algún mal a su derecha. Dos tipos negros estaban aproximándose, teniendo intenciones malas que era sentido claramente. Él echó un vistazo a la izquierda. También desde donde estaban aproximándose dos tipos, negro y blanco. Todos ellos tenían sus manos en los bolsillos. Podría no ser americano, ni saber el inglés, sino era suficiente para mirar una vez para entender que ellos son gamberros y sus intenciones no pueden prometer nada de bueno de hecho. Inmediatamente Albert teletransportó a Kalistovo. El fresco de la tarde le abrazó y la luz antes del atardecer pareció demasiado rojo. Probó teletransportarse atrás. Logró. Las voces males parecieron más fuertes después del silencio y la luz del día cómo azul después del ocaso.
          -Fuck you! I've seen him as you. Just he was here. ("¡Jódete! Le vi cómo estoy viendo a ti ahora. Él acaba de estar aquí justo ahora" - traducción del inglés)
          -Look! He's here again! Catch him! ("¡Mira! Está aquí de nuevo. ¡Captúrale!" - traducción del inglés)
          -Vio a cerca de sí mismo un poste fino de metal que fue levantado del suelo hasta la alta aproximadamente de diez metros. Cómo hace mucho tiempo en la niñez, entusiasmo juvenil le abrazó. Se aferró al poste, tiró hacia arriba y empezó a subir suficiente rápido. Uno de los detractores aún decidido subir arriba detrás. Los otros empezaron a apedrear, pero estaban fallando. Albert quería embromarles en la despedida. Casi alcanzando la punta, él dijo primeras palabras que se le ocurrieron:
          -Just I've gone from the hell. I shall go back. Then I'll return again and kill you all! I shall kill you all! ("Justo ahora llegué del infierno. Luego voy atrás. ¡Después de eso regresaré de nuevo y mataré todos vosotros! ¡Mataré todos vosotros!" - traducción del inglés) y él rió, imitando a Fantomás.
          Las piedras volaban de todos los lados y perseguidor en el poste intentaba agarrarle las piernas. Inesperadamente para todos ellos, Albert saltó abajo y volando se teletransportó en Kalistovo, ya sin emergiendo a la altura, sino cerca del suelo, como siempre. Sin embargo, durante alguna fracción de segundo, una piedra pequeña le golpeó bajo del ojo izquierdo y él agarró el ojo ya en Kalistovo. Entendió que llegará a la casa con el moretón debajo del ojo, pero rió ruidosamente a pesar de todo. Para que no horrorice demasiado a los vecinos por la vista alegre de loco (él no se equivocaba sobre como lo parecería), después de calmarse un poco, Albert se teletransportó al erial en su barrio y se persuadió que no vio nadie su "aparición de la nada". Llegando a la casa, enseguida él abrazó a su esposa, se besó a ella a los labios.
          -¿Qué te pasa? Los ojos brillan. Hay un moretón debajo del ojo. ¿Con quién luchaste? Déjame ir. ¿Estás borracho o drogado?
          -Ya tú sabes, mi amor, no bebo nada, excepto por el té.
          Esto tenía lugar en la cocina. Albert continuaba abrazar a la esposa por la mano derecha y por la mano izquierda alcanzó el interruptor y lo apagó. Así que, ella se le dio estando de pie, después de eso ellos se movieron a la cama, donde ella se le dio en la segunda vez. Luego ellos empezaron a cenar. Ella noto que él estaba muy hambriento. Después de cenar, él cayó inmediatamente en sueño.
          -Estando dormido hablabas en inglés, - Nadia dijo en la mañana. - Incluso, recordé varias palabras: "Fuck you! I'll kill you all!"
          -Me cansé. Hoy no iré a ninguna parte. Me quedaré en la casa, - dijo Albert.
          -Ya hace mucho tiempo sería mejor a calmarte. Haces locuras como un niño. ¿Quién ayer te golpeó en el ojo? ¿Pueden encontrarte ellos en la segunda vez?
          -No. Es imposible. Ellos viven muy lejos.
          -Todavía viajas. Ya es cuarta década.
          -¿No te dije que no vivo de acuerdo con horario?
          Albert comprendió que es difícil destetar a la esposa de los juicios comunes. Ello significaba que será más difícil acostumbrarla a su propia moralidad del amor libre sin celos. A pesar de esto, deja que lo sea secretamente, pero él tiene que probar una mujer de sus amigas. Decidió comenzar con Lena pelirroja. Después de desayunar afuera, la lluvia fuerte empezó. Albert tomó un periódico, se recostó sobre la cama y comenzó a planificar las acciones.
          Lena vivía más lejos que todas otras, en Moscú, en el barrio Kuntsevo. Albert recordó su fijación con una telenovela mexicana. Ella trabajaba en la cantina, pero no engordó, dejando esbelta, como todas las amigas. Ella ganaba poco, pero el trabajo no estaba sucio, también el salario pequeño era compensado por alimentación gratis. Ella no compartía fácilmente, ni siempre sobre sus relaciones con los hombres, incluso con Nadezhda. Parecía que era tímida de las más pequeñas manifestaciones de su propia sexualidad, sin embargo, enojando con alguien o contra algo, sin ser tímida en absoluto, ella era capaz de maldecir ya sea circunstancias o a un culpable de las circunstancias, por los peores palabrotas. Posible que este hábito sucio impuso la estigmatización de sexo al subconsciente, pero la naturaleza demandaba su parte, así que, este conflicto interno estaba arruinando el carácter. Ella lo sabía e intentaba manifestarse menos. Esto atraía a unos, cómo un aura de misterio, y esto era desagradable para los otros a cuales ella parecía aburrida y vacía. Como cada cerradura: hay una llave que abre y hay otras llaves que no funcionan.
          No importa que la gente dice, pero Albert tenía una experiencia peculiar de tratar a las mujeres y él confiaban en esta experiencia. Había muy pocas mujeres y ellas eran las más maleables que él lograba con ellas a buenas, es decir, sin resistencia fingida. La decisión, la insistencia, incluso una agresión pequeña, todas estas cosas aumentaban la probabilidad recibirlo que quería. Y los más afortunados resultados eran dados por comportamiento que aunque no cruzaba la línea de ley, pero estaba muy a cerca del límite, donde al otro lado del cual la acción podría ser considerada jurídicamente como un delito. Albert no rompía nunca esta frontera, pero tampoco en el marco de la ley podía manifestar la insistencia siempre. Esta cualidad que las mujeres gustaba, tenía un lado negativo, dando o facilitando la oportunidad de calumniar a candidato a amante si él fuera persistente y actuara obstinadamente. También este país difería por el deseo común de sus ciudadanos de causar maldad a su vecino, aunque sin algún beneficio para sí mismo.
          Él declinó inmediatamente a aparecer de repente en apartamentos ajenos. En cualquier caso, salir ya sea del inodoro o de debajo de la cama, la dueña de apartamento puede estar asustada casi hasta la muerte. En tal caso, no hay seguridad, incluso para persona con el corazón sano. ¿Y por qué tan hacerlo? Lena lo conoce bien y si él tocara el timbre, después de mirar a través de la mirilla, ella abrirá la puerta sin duda.
          Hace unos años él había leído en la revista "Ciencia y religión" sobre un experimentador que se acostaba al baño y después de intentar hacer que el silencio estuviera alrededor de él, ajustaba la temperatura a +34C. Como si esto desarrollé la percepción mística y súper poderes. Albert lo probó. No tenía lugar nada extraordinario, sin embargo, había algo un poco. Si durmiera, los sueños se hacían más claros y coherentes que habitualmente. Lo principal, esto daba el descanso efectivo o la posibilidad de ordenar sus propias ideas. Aunque la esposa no lo hacía, tampoco se oponía contra las experiencias que no hacen daño a nadie ni a nada. Si hoy él se acostara al baño por dos horas y pidiera no molestarlo, esto no la sorprendería en absoluto.
          Así él hizo, en la tarde, una hora antes de la telenovela favorita de Lena. Después de recostarse en el baño durante diez minutos, se vistió, encontró el corrector en la oscuridad y cubrió el moretón, se teletransportó al inodoro de apartamento de Lena. No había luz ni en inodoro ni en el resto de apartamento. Decidió esperar, salió del apartamento obscuro, cubriendo la puerta muy silenciosamente, bajó a la primera planta y de repente la puerta de entrada se abrió y la mujer de la cual él llegó para cazar, resultó cara a cara consigo.
          -¿Por qué estás solo, sin Nadia? ¿Es que ocurrió algo allí?
          -Nada de extraordinario, sin embargo, tenemos lo que hablar.
          Lena, sin sospechar nada, subió la escalera hasta su piso y abrió la puerta por llave. Albert la siguió y cerró la puerta. Lena encendió la luz y lo miró, como si preguntando. Él estaba vestido con el pijama por casa, el pelo estuvo mojado, un poco planchado, pero no fue peinado, por lo tanto, él no estaba semejante a sí mismo.
          -Ésa es la cosa, no soy Albert, - dijo, cambiando un poco la voz.
          -Bastante de fastidiar. ¿Dónde está Nadia? - Lena preguntó con la entonación común en tal casos, pero ya estaba empezando a sentir algo sospechoso. ¿Qué si no fuera él Albert de hecho? Pero muy semejante.
          -Albert está en su casa con la esposa. Soy su doble. Albert ni siquiera sabe nada de sí mismo. ¡Déjalos!
          Lena lo miró los ojos. Dio cuenta de que él está mirando a ella, como un gato miraría carne. Ella sentía un poco de miedo y un poco de la vergüenza. Ella enrojeció, luego palideció. La escena de callada no duraba largo, sino la oprimía mucho.
          -Todavía, ¿qué necesitas? - ella no logró esconder el temblor en voz.
          -¡Ti misma! Después de decirlo, la atacó, apretándola en sus brazos. De repente, ella intentó agarrarse a su mano con sus grandes uñas teñidas. No podía permitirlo a toda costa. Luego los rasguños en sus manos confirmarán que era él mismo, pero ningún doble. Había sólo una salida única. Repentinamente, él la agarró la muñeca por ambas manos, torció el brazo y la levantó detrás de la espalda. Lena aulló.
          -Compórtate bien, belleza. Entonces, sé gentil y te amaré. Y no pruebe arañar. Si no, pondré tu mano más alta que la nuca.
          Estando excitado empezó a acurrucarse muy junto a ella detrás. Repentinamente ella gritó con todas sus fuerzas:
          -¡Ayudad! ¡Fuego! ¡Nos quemamos!
          Albert no creía que ésa alhelí sea capaz de gritar tan ruidosamente. Fue oído, como las puertas se abrían en la escalera, un sonido de pasos, el timbre sonó.
          -¿Es que te la has ganado? Ahora ellos te capturarán como a una rata. Hay un vecino que es agente de policía y su hermano. Y los ambos tienen manotadas grandes. ¡Te destrozarán y llegarán a la Militsia! ¡Allí agregarán!
          -¡Qué eres una canalla! - susurró Albert.
          -Perro, ¿creías que es permitido a ti de manosear a todas las mujeres e insultarlas impunemente?
          -Busca un impotente para ti. No te insultará.
          -¡Pero ahora insultarán a ti!, - diciéndolo y notando que Albert no está sosteniéndola más, ella fue para abrir la puerta. Albert se lanzó sin ruido al inodoro. La puerta de salida se abrió.
          -¡Cobarde astuto! Me giraba las manos, pero se escondió de vosotros en el inodoro.
          Los ambos hombres fuertes estaban de pie en la puerta de hecho.
          -¡No es cobarde, sino un tonto! - uno de ellos dijo frunciendo el ceño y ambos se dirigieron al inodoro resueltamente. Yendo al inodoro, los ambos ya se asustaron. La misma palabra "tonto" les dio la idea. Si este malhechor no fuera un tonto, entonces ¿qué espera él? Ahora no son años setentas, sino el noventa tercio año y hay muchos tipos con pistola. No obstante, ellos estaban avergonzados de mostrar el miedo delante de dueña bonita. Uno de ellos abrió abruptamente la puerta y los ambos se echaron atrás. Luego una vez más echaron allí un vistazo, luego miraron a la dueña de apartamento con pregunto.
          -Allí es nadie. Pero él estaba aquí justo ahora. Abusó de mí. Casi él me rompió el brazo. Vi claro que él salió al inodoro.
          Los dos vecinos examinaban detalladamente todo el apartamento. Las ventanas estuvieron cerradas. No escondía nadie ni en el armario ni debajo de la cama.
          -Vamos a salir, Vityok, - uno de vecinos dijo de la manera ofendida.
          -Yo aconsejaría a ti que tomar pastillas para dormir o para calmar los nervios, - el otro dijo, volviéndose a la dueña de apartamento. -  Le molestas a la gente en vano.
          Los ambos salieron. Lena puso la televisión y en diez minutos los problemas de protagonistas en la pantalla la distrajeron completamente del evento ocurrido. Ella estaba muy avergonzada, por lo tanto, no decidió narrarlo ni a amigas ni especialmente a Albert.
          Mientras tanto, Albert estaba recostándose en su baño, reflexionando lo que ocurrió justo ahora. El fiasco lo muy afligió y enfureció. Sólo el mal humor estorbaba a él se teletransportarse hacia Lena e intentar buscar la felicidad una vez más. Cuando se limpió y salió de la cuarta de baño y abrió el libro necesario, no había ni dólares, ni cartas. El último mensaje de cien dólares del amigo tenía lugar hace tres semanas atrás. Esto lo obligó a concluir que el viejo Paul murió en circunstancias desconocidas a él.

El texto original en ruso: https://www.proza.ru/2010/01/26/738

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