понедельник, 27 мая 2013 г.

El secuestrador enigmático. (Capítulo 3).

       Yendo para llevar las varas, una idea seductora de la evasión ocurrió a ella, pero ella no sabía en absoluto a orientarse, y su carcelero ya ha esclarecido éste. Después del secuestro, en segundo día él había azotado un poco a ella, porque en día de sol él había ordenado a ella de recoger algunas chámara por hoguera al oeste a cien metros, pero ella había ido al oriente. En nublado día ella podría hacer un círculo y venir al mismo lugar, y en día de sol, si a seguir por la misma dirección, no lo sabe, cuanto tiempo tendría que irse, es posible quedar sin agua por mucho tiempo en el bosque, aunque hacía calor. Era posible ir a lo largo del río sólo abajo y él alcanzaría a ella pronto. Pero irse a río arriba, allí un pantano amplio: no se ahogaría, pero se atascaría, abandonando el calzado en el tremedal.
       Donde ellos estaban, Inga no lo sabía. Ella había vivido en la casa de su amiga Tania a donde esta amiga había llegado a relajarse en las vacaciones de verano. Allí todos conocían el uno al otro, y el lugar estaba alejado relativamente, así no recelaban los huéspedes que no eran invitadas.
       Entonces, estando al cabo contrario del aldea, Inga había sentido una necesidad a cumplir. Ella entró en los arbustos, cumplió el acto pequeño y súbitamente... alguien puso el dogal al cuello y una voz ronca pronunció:
      -¡Ve a donde yo te diré! De otra manera el dogal se apretará y yo te llevaré mientras que tú perdieres el sentido. ¡A pesar de todo, la resistencia es inútil! ¡Porque sería peor!.
       Iban cinco minutos. Ella estaba toda pálida, con el dogal al cuello. Después él descolgó el dogal. Inga se volvió, vio un tipo delante de ella. No es un fortachón pero con las manos nudosas, un hombre metido, a la edad vaga, pero era obvio, él era mayor que ella. Sus ojos expresivos brillaban alegremente debido a la presa estaba cazada acertado.
      -¡Ahora escucha, moza!
      -¡No te soy una moza!
      -No es el punto. Te conozco. Conozco qué es la calle que vives en Moscú. Hay tres ventanas en ti apartamento, - él dijo el domicilio particular de ella, contó donde sus padres trabajan, quien y cuando está en casa. Contó muchos otros detalles, incluso que la madre había azotado a ella, cuando ella tenía catorce años.
      -¿Qué quieres algo de mí? - Inga intentaba de pasar a la ofensiva.
      -Hay una buena novedad y una mala. La buena: yo no voy a matarte, no voy a violar tampoco.
      -Y gracias por eso.
      -Aquí y la mala una: ¡Yo te secuestro! A partir de ahora tú estás en mi poder, estás a las ordenes de mí. Si quiero, haré te desnuda a arrastrarse diez kilómetros, y tú cumplirás.
      -¡Por supuesto que no! ¿Es que quieres chupar el...?
       La mano del desconocido peligroso hizo un movimiento fulminante. Un silbo se oyó. Inga se estremeció y llegó a tiempo de pensar: "¡Ay, soy una tonta! Exasperé lo, pero él es un loco. ¡Él va a matarme!" Algo сiñó la cadera izquierda y adhirió a través del chándal. El dolor aumentó y de golpe el segundo látigo siguió. Inga se asió del punto de la contusión y frotaba, silbando del dolor. Apenas ella acaba de comprender que está es una azotaina, pero no es una tentativa de asesinato. Cuando ella se puso en cuclillas, él dio a ella dos latigazos más: una vez en las nalgas y una vez en la espalda. Inga dio alaridos, puso ojos de plato, se levantó bruscamente. El desconocido cogió fuertemente a ella de la mano, diciendo:
      -Ahora yo no tu ordeno a reptar, poniendo en veinte uñas, pero caminaremos a pie, y de otra manera, moviendo poco, engordarás, perderás tu belleza, y tú eres una moza estupenda, a pesar de que estás infame, como todas las demás, pero tú serás una niña tranquila conmigo. Ahora yo desnudaré tu culo, ya  te he dado cinco latigazos, el resto es noventa y cinco de ellos.
      -¡No lo hagas! Eso duele... S-s-s, - silbó la chica dispuesta a resignarse, frotando la espalda por la mano libre.
       Él puso un parche negro a ella en ojos, para que ella no vea, a donde van, y llevaba a ella, previniendo cuidadosamente acerca de mogotes, fosos pequeños y ramillas dirigidas a la cara. Iban andando durante cerca dos horas, luego el parche estaba quitado. El cielo se cubrió por nubes, pero sin lluvia. El secuestrador controlaba frecuentemente la dirección usando la brújula, a la vez ordenando a ella a volver las espaldas. Ellos iban muy largo tiempo y han venido al lugar trazado sólo en el tercer día. Pasaban dos noches bajo las estrellas. Varias veces él ponía el parche a ella en ojos, tres veces de las cuales, parecía, ellos atravesaban algunas carreteras. Estaba claro que se han ido a cerca de cincuenta kilómetros, y es posible, ahora si regresar a Moscú lo usando en vez de ésta, algún otro ferrocarril. Puede registrar todos los bosques alrededores cerca del aldea - en vano. Y cuando echarán de menos, entendiendo que justamente el secuestro ha tenido lugar, ningún perro no podrá seguir la pista: será tarde demasiado.
      -¡Qué alicuz es! - La chica pensó. - ¡Cómo ha caído de las nubes!
       En el aldea, donde los rumores se propagan en todo el condado y se exageran, ninguno no ha notado un hombre sospechoso que acechaba a ella ciertamente más largo tiempo que durante un día, tal vez, más largo tiempo que una semana.
       Inga comenzaba a comprender todavía un poquito que el proverbio "el conocimiento es una fuerza" no es una frase vana. Ahora ella estando en el territorio del estado fuerte que además tiene inclinación a inmiscuirse en todas las cosas, incluso hasta en los adulterios y en la educación de los niños en el espíritu del marxismo-leninismo, pero se ha encontrado en completamente otro estado donde él es un señor y ella es una esclava, a quien él azote como una cabra y por efecto de eso ha forzado que la chica adulta a obedecerle como una pequeña, aunque está bien que él no... ¿Pero qué pasa con ella?
       Una onda agradable ha pasado en bajo vientre. Un poco serpenteando con caderas, Inga ha vuelto sobre sí. Regresando y tendiendo las varas a su verdugo, Inga ha pronunciado de todo corazón por primera vez:
      -¡Azota me más dolorosamente! De hecho, azota-me cómo es debido, - y añadió para su capote: -Afin que no quisiere de joder con éste loco.
       Estando pie, ella metió las manos detrás de la cabeza y cerró los ojos. Un silbo se oyó y la vara, golpeando con medio en la cadera derecha, con su punta se ha engorrado en uno que de izquierda. Los golpes seguían uno tras otro. Inga abrió los ojos que al poco tiempo como si vieran las estrellas, entonces ella comenzó a un poco saltar como un juguete mecánico. Cuando la azotaina ha terminado, ella se ha inclinado, acurrucándose, gimiendo ligeramente y frotando los verdugones que se convertían en escarlatas. Las lágrimas no eran. Volvió en sí, se puso de rodillas y dijo como siempre:
      -Gracias por la lección, señor.
       Él acarició a Inga en sus cabellos, tocó la oreja, jugando.
      -¿Has olvido, ninfa, que ya tenemos la lección de auto-flagelación?
       ¡Oh, cómo ella odiaba estas lecciones! Él la acostumbraba como una monja en época medieval, de azotar a ella misma. Solamente tres golpes, pero la calidad perfecta estaba exigida. Ella debería estar castigada por diez golpes para un golpe falso, y con son su mano, teniendo en cuenta que él podía azotar más duele que la madre con la comba.
      -Hoy azotarás en la cadera derecha. Aquí, ten eso, - él dijo, tendiendo el mismo cable a la chica.
       Inga tomó el instrumento de su propia tortura en la mano derecha y separó con anchura las piernas. ¡Maldita sea! De nuevo esta onda agradable pasó a través de ella. ¡Oh, no! Dio un zurriagazo fuertemente a ella misma en la pierna derecha así que el medio del cable tocó y el cabo, enrollando con la cadera, se clavó detrás. Inmediatamente, ya Inga dio un zurriagazo a ella misma en segunda vez y de nuevo, casi en voz muy baja: "¡Ay!" Ha encontrado de la valentía de alzar la mano en tercero vez. Después de eso la chica se ha puesto colorado a cara, las lágrimas goteaban de los ojos.
      -¡El bravo, moza! Sólo, ten en cuenta que es el cuerpo que experimenta el dolor, pero tú misma tienes absolutamente nada que ver. Es difícil de explicarlo usando las palabras, eso se aclarará con la experiencia. Voy a citar sólo un ejemplo. El dolor cae en te como una carga pesada, y tú le intentas de arrojar, usando tuyas propias fuerzas. Pero no hay suficiente de ellas. No se puede jugar contra el dolor a ¿"quién vencerá"? Hace falta irse de él. Aquí las preguntas claves que es necesario de hacer a ti misma: 1) ¿Qué es el dolor? 2) ¿Cómo eso me afecta?
      -Como tú me has azotado por la evasión, toda tuya teoría habría fracasado. No fue antes.
      -¡Lo tienes bien merecido, moza traviesa! Tengo la sensación de que todavía podremos jugar a los "chillos, saltos y combas", - él dijo, sin poder disimular su éxtasis. - Quieres vencer las dificultades a la vez. He introducido las lecciones de auto-flagelación precisamente afín que tú empieces desde cosas pequeñas. No puedes en primera clase estudiar los manuales de décima una. Sin embargo, a veces puede convertir el dolor en la alegría. Por supuesto, eso depende de la individualidad. También el dolor puede tener una gran parte de matizes como los colores, los sonidos, los olores, los gustos. Es imposible que tú no hayas notado que los dolores de la vara y del cable son diferentes.
      -Sí, de hecho el dolor es diferente que de la comba de la madre y del cinturón del padre, pero ellos me apaleaban raramente. Sólo si alguna cosa fea especialmente habría tenido lugar.
      -Ni siquiera eso era mal que te apaleaban raramente, pero estaba mal que ellos te han cesado de apaleaban temprano. Aunque, tal vez, sea mejor. Aquel debe castigar que es capaz de enseñar algo. Sin embargo, no he terminado acerca de la reacción diferente al dolor, hasta alegría. ¿Sabes que los flagelantes españoles, caminando por la calle, fustigaban ellos mismos por látigos, hasta la medida que la sangre salpicaba, y cuando chicas caminaban al encuentro, ellos intentaban para que las gotas de la sangre salpicaran en las chicas? Y Spartan chicas estaban azotado no sólo para que castigaran a ellas, pero también que fomentaran su sensualidad, y a veces durante una azotaina ellas tenían unos orgasmos.
       Cada vez más largamente Inga desencajaba los ojos debido a la sorpresa, mirando interrogativo al narrador extraño.
      -Ya he oído, no lo sé justamente, es verdad o no es, antaño, algunas personas, a fin de que una buena suerte siguiera a ellas, contrataban a los maestros que sabían de azotar como debe ser, desnudaban y permitían de ligar ellas, gritaban del dolor como tú entonces, después de eso agradecían e incluso pagaban al contado. Pero no lo sé, de qué tenía lugar más en realidad: de la superstición o de alguna verdad mística. Por supuesto; tú piensas que soy un loco que es aficionado por la flagelación. Pero es desconocido, qué tú serás aficionada cuando te convertirás en tu misma.
      -Quiero ser como toda la gente normal.
      -Pero entonces serás una desgraciada. La sociedad humana qué existe, ella no está compatible con la felicidad. Jean-Jacques Rousseau tenía razón que el hombre está infeliz, estando en la sociedad. "Apresuro el paso para alcanzar al campo, pronto viendo el verdor, yo comienzo a respirar. ¡Si es extraño que me gusta la soledad! Veo sólo el animosidad en las caras de hombres, pero la naturaleza siempre me ríe". (la traducción conforme Chat Vert) Así él escribía en su último libro "Ensoñaciones del paseante solitario" Y éste gran hombre quería construir una sociedad feliz - eso es su error trágico. De hecho, resultó que los mismos conceptos el "felicidad" y la "sociedad" son incompatibles.
      -¿Puedo sentarme en el tueco, porque estoy cansado?
      -¡Siéntese, belleza! Permito.
       Sólo ahora él notó que ella se ha olvidado no sólo de ponerse el bañador, pero incluso continúa de mantener el cable en la mano. Inga se sentó con el culo desnudo derecho en el tueco áspero. En algunos puntos picaba ligeramente después de la azotaina de hoy. (Después de esa azotaina terrible por evasión, ella no podía sentarse ni en ese día, ni al día siguiente).
      -¿Acerca de qué yo acabo de hablar?
       Inga comenzó a acordarse de eso, temiendo.
      -Da me el látigo. Inga obedeció e inmediatamente acaba de acordarse:
      -Has dicho que la felicidad y la sociedad son incompatibles. Su torturador arrolló el cable y enganchó le con el slip, usando un borne especial.
      -No te hago creer en este por fuerza, sólo sabe: tal opinión existe también. Estoy de acuerdo con esta opinión, y puedes convencerte más tarde, usando tuya propia experiencia, si yo estaba en lo cierto. Aunque no aconsejo de demorar la experiencia. En este caso tu vida estuviere malgastado.
      -¿Pero cómo podría existir una felicidad en la soledad? Es imposible.
      -El Poder Soviético ha asustado todos vosotros, parece que un hombre solitario sea una nulidad. Debes de contradecirme. Debes de experimentar muchas verdades y no siempre es posible probar ellas usando sólo razonamiento. Pero sucede que los partidarios solitarios encontraban uno a otro, cuando en sus pareceres, en sus inclinaciones, muchas cosas, muchas en cuanto como es posible, coinciden.. La historia conoce tan granes alianzas. Después desean ampliar el círculo. Al principio reciben los principiantes con recelo, aquí aplicándose con sobra. Después al contrario, ellos intentan insuficientemente, recibiendo no importa quien a su comunidad. ¡Ya empezamos! Los soplones, carantoñeros... y finalmente la gran unión se convierte en la sociedad trivial, pero la sociedad, como Rousseau había escrito una vez, es un rebaño humano. De intentar de crear una sociedad feliz, estaría lo mismo caso que calentar a la calle en el invierno, mientras que en realidad debe a calentar la casa y cerrar las puertas más herméticamente.
       Ahora, ya estás fatigada. Es demasiado a la vez. En caso contrario, entrará volando en una oreja y volará a través de la otra, - a la vez él ha jugado un poco con la oreja. - A propósito, mi hermosura, mañana será miércoles, y yo te azotaré con el cable de acuerdo con el Code. ¡Aguanta, moza! - El verdugo se ha sonreído alegremente.
       E Inga se excitaba, debido a sentada en el tueco. Ella no podía librarse de las sensaciones agradables que estaban producidos de todas las cosas alrededor: y el tueco áspero, y el aire libre del bosque, que refrescaba el cuerpo por el fresco agradable, porque ahora mismo el sol se ha ocultado detrás de la nube, y la voz del desconocido extraño que por primera vez hablaba con ella tanto largo tiempo, la carne agitada claro debajo del bañador. De súbito ella deseó de nuevo de entregarse a él, de estar empalado en su palo, de estar calada, y dejar será que será. O hincarse de rodillas y de entregarse a él en la misma postura como hoy daba azotar a ella, y mientras que eso a apoyarse la cabeza en la hierba y gritar de la felicidad a la misma manera como ella gritaba del dolor. ¿Pero existe la felicidad en la Tierra? ¡Sin embargo, qué la gente comentaría! ¡Oh, Dios mío! Ella se ha cambiado a tal grado que está en el tueco, está desnuda absolutamente, incluso ha olvidado de poner el bañador, está delante del tipo que es excitado claro, vestido sólo en el slip. Inga se puso en pie y comenzó a poner el bañador. El secuestrador examinaba la chica. Ella se sentó en el tueco de nuevo. El ansia iba. ¿Si veía alguien ellos? Debería enviar los dos en el manicomio - así harían. ¡Pero estaba tanto bueno!
      -La sociedad y la felicidad son incompatibles, - estas palabras se escaparon de Inga, y una lágrima rodó bajo que ella se secó con la mano pronto y reprochó a ella misma mentalmente por el sentimentalismo que no tenía lugar antes.
      -Quizas comienzas a comprender algunas cosas, - él volvió las espaldas, frotando el slip delante.
       Su chica cautiva lo notó, y la onda voluptuosa dio una vuelta de nuevo en la parte baja de la columna vertebral. De súbito él se volvió bruscamente, mirando a ella la mirada exaltada, fijamente a los ojos:
      -Ya tú estás dispuesta y mañana, después del rito, te diré una gran verdad que es actual para todo el tiempo y todos los pueblos.

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пятница, 17 мая 2013 г.

El secuestrador enigmático. (Capítulo 2)

      -¡Qué ya guapa eres! Pero dejar tuya espalda descansa, aquí esta pieza traviesa, por lo visto, se ha aburrido, y debo jugar con ella, - dijo él, pellizcando Inga al centro mismo de la nalga derecha. - Ahora ve en el rollo.
       Inga obedeció, llegó hasta el rollo, subió a él y se puso en cuclillas. Aquí era su aseo. Ya el secuestrador ha preparado el papel. Hacerlo, ella debía delante de él y al mismo tiempo mirarlo en cara, sin echar un vistazo a un lado. Así él inculcaba a ella la sinceridad que sobrepasaba todos los límites. Ella debía desnudar delante de él todas las partes de su cuerpo, todos los escondrijos de su alma, descubrir delante de él todo que es posible.
       Sintiendo una caza fácil, los mosquitos llegaban juntos gradualmente. Ya dos de ellos picaban con su espiritrompa en la cadera, varios de ellos picaban en la espalda, un en la nalga blanda, y uno más picaba en el más vulnerable lugar, provocando un picazón insoportable. Inga ha sacado fuerzas de flaqueza y se ha vaciado definitivamente.
      -He acabado lo.
       Como de costumbre, sin alguna aprensión, su carcelero con el papel higiénico llegó a ella y secó la esmeradamente. De alguna manera Inga no quería acostumbrarse a eso y enrojecerá de la vergüenza. Él echó el papel a la quemadura y le prendió fuego. Obedeciendo a la costumbre loca, Inga iba al río por la vereda holladera, donde nadie iba, excepto ellos dos. El malvado seguía detrás ella.
      El río corría paralelamente a un arroyo qué se desembocaba en él, y esto arroyo contenía el agua glacial del manantial. El arroyo corría por el fondo del barranco profundo, y la tienda de campaña estaba montada allá arriba. Sin embargo, incluso en el río, el agua estaba más fría que en otros ríos cercanos, porque tales arroyos fríos estaban en abundancia aquí y todos ellos desembocaban en el mismo río.
       Bajando de la orilla abrupta y alta, cubierto por el bosque, Inga entró en el agua por encima de las rodillas. El secuestrador, siempre estando vestido de taparrabos en tales casos, entró a la huella, llevando consigo el jabón, dejando la jabonera en la orilla. Lavando a ella el resto de lo que él ha fallado secar con el papel, él jabonó su mano de nuevo e hincó a ella en el agujero estrecho su dedo del corazón jabonado. Inga se ha estremecido involuntariamente. Si un pensamiento acerca de otros no soflamaba a ella en los colores de la vergüenza, es posible, eso habría estado muy agradablemente. Más de diez días esto no llegaba hasta ella que tal acción es capaz de inflamar mucha de la pasión. Sólo ella ha comenzado a notar que su atormentador estaba suscitado en tales momentos, pero eso podía estar explicado porque pronto la azotaina se acercaba, e Inga ha notado desde el primer día, con qué alegría él azota a ella. Tenía curiosidad: ¿Si éste es el mismo sadismo, acerca de qué ella había oído en alguna parte? ¿O es el sadismo alguna otra cosa? Ella se consideraba como una chica competente de la familia honesta. Es cautelosa, no permitiría una deshonora, no haría las tonterías. Por supuesto, ya ella no era una virgen, pero había suficiente de la astucia y de la mente no admitir para que después "eso" alguien burlesco señalaría a ella con el dedo, contando a los amigos borrachos, como él había estado juntas con ella, qué había hecho con ella y etcétera. Como todos alrededor ella estaba formada sin Dios. Ella tenía la opinión pública en lugar del Dios, y ella habría podido sacrificar lo que quieras por la opinión pública. Y si existía un culto del servicio a la opinión pública, (Dios, perdone al autor), nosotros habríamos "la Santa Inga" entre los otros santos.
       Pero aquí en el bosque, con esta bestia, su opinión acerca de ella misma estaba reducido a la nada y un modelo necesario, es decir, qué ella debe ser, él no estaba aún determinado. El temor por su vida y el miedo del dolor iban y se trocaban en el sentimiento de la nulidad propia y de la vergüenza, el mismo sentimiento qué se ocurría por aquellos detenidos habitualmente qué estaban violados recientemente en la prisión. Sin embargo, a diferencia de los últimos, ella había posibilidad de disimular y embellecer muchas cosas, en este caso la opinión pública acerca de ella, corrompido un poco después de su desaparición extraña, estaría restablecido de nuevo. Esto consolaba a ella parcialmente. Parcialmente, porque ahora ella debía hacer doble juego. Esto era de un modo desagradable porque desacostumbradamente y también con reprensión.
      -¿Es que olvidas? ¡Sumergirte siete veces! Gracias a número siete, los muros se habían derrumbado en Jericó, - él repitió su frase habitual.
       Obedientemente Inga se ha sumergido siete veces en agua fría hasta el cuello. Estos siete "golpes" del frío exasperaban hasta el mismo punto como los siete látigos, sin embargo, de otra manera completamente. Lo único que ella había oído acerca del Jericó, eso que la trompeta de Jericó estaba allí. Todos los otros eventos no eran conocidos a ella. Ella se consideraba como una chica desarrollada. Además, habitaba Moscú, casi en el centro. Pero esta bestia forestal regalaba a ella las sorpresas de su erudición cada día, la erudición en comparación con qué ella se sentía como un salvaje analfabeto, y el único consuelo eran un hecho que ella no es peor que los otros.
       Después de bañarse ella fue arriba, el secuestrador siguió. Yendo hasta un lugar convencional, ella se paró, se volvió hacia él, bajando los ojos, y habló a voz vibrada:
      -Señor maestro, debes me azotar más frecuentemente y más dolorosamente que yo seré más obediente. Por favor, azota-me, - pronunció las últimas palabras casi en vos muy baja y temió que él añadiría a ella del castigo por eso.
      -Satisfaré tuya petición, moza forestal. Recibiréis quince látigos como siempre.
      -¿Qué posición debo tomar?
      -¡De rodillas, el culo arriba, la cabeza en suelo, las manos detrás, tener ellas juntas y sin desconectar! No caer al lado. Si de otra manera, yo recomenzaré el cálculo. El malvado saqué las varas que se remojaban en el charco forestal y silbé con ellas. (Los miércoles y viernes el cable funcionaba en vez de las varas). Ya Inga estaba preparada hace mucho y pensaba interiormente:
      "Si pone-me, sería mejor. ¡Es un loco maldito!"
       Por la punta de la vara, con precaución él acarició su entrepierna, trazó a lo largo de la hendidura, hasta la espalda, pero no demoró más. La vara ha silbado en el aire y a la vez una manotada... el silencio... la segunda... la tercera...
      -Ay! - gaño Inga después de la cuarta. Estos "Ay!" alternaban ahora con los zollipos reservados y se convertían hasta el final en más largos gritos. En el final del rapapolvo ella se ha erguido, continuando a estar pie de rodillas y a través de las lágrimas agradeció la utilidad dada a ella. Después de eso se levantó y respiró con alivio: ha dejado de sufrir.
       Fueron a la tienda de campaña los dos. Ella ayudaba a encender una hoguera y preparar la comida y el té a su amo. El rito diario de mañana estaba terminado. Ahora pudo se ungir por el remedio contra los mosquitos y sentir libre. Aunque él podía de nuevo azotar a ella por una falta, no importa cual casual, estos castigos cortos, aunque ella no podía soportar incluso ellos sin gritos y lágrimas, sin embargo, ellos no provocaban tal miedo pánico.
       Sólo ahora ella prestó atención a la belleza severa y sombría del bosque con los abedul y abetos, al lugar escabroso por los barrancos, por las cuestas abajo y arriba, el lugar era alguno extraordinario en la provincia moscovita. Y el cielo, la mayor parte cuyo estaba cubierta de las copas de los árboles, él era pintado por el azul vivo, como estando lavado, a distinción del cielo blanquecino y sucio, qué está cerca de una gran ciudad. Eso era de lo cual el alma podía alegrarse, pero Inga no podía tomar el arbitrio de ésta.
       Ella estaba enseñada a no es nada además de observar la gente y ser la misma, como todos los otros, intentar no diferir de ninguna manera. Las librerías estaban colmadas por la cháchara comunista y por los ditirambos a la "patria", al partido y a Lenin. Era imposible comprar algunas bellas letras en el ambiente normal, comprar la literatura que habría estado libre de propaganda y siquiera apenas sensatas, incluso si esta literatura estuviera la más inocente a la luz de política. Esta era una escasez que costaba diez veces más caro bajo el mostrador que la costaba de hecho. Y de donde esta chica pobre podía informarse un consejo valioso de Carnegie: "Si la vida ha preparado un limón para ti, hacer limonada". Carnegie y los otros no habían ni rastro. Nadie oía acerca de él. El secuestrador enigmático, fingiendo que se pusiera a su trabajar, observaba la chica.
      -¡Memoriza! - su voz ha resonado. Inga levantó los ojos. - Memoriza, no hay ningún criterio objetivo de la actitud correcta a la vida. Aquella actitud de lo cual el mismo humano se siente feliz - ella es una actitud correcta. Aquella actitud a la vida de lo cual un humano se siente infeliz - ella es incorrecta. Memorizalo, yo preguntaré. Tú puedes no estar conforme con eso, pero memoriza: TÚ PUEDES ESTAR HECHA FELIZ UNICAMENTE USANDO LA ACTITUD CORRECTA A LA VIDA.
      -¿Es que consideras que puedo ser feliz aquí?
      -En realidad, tú puedes ser feliz en ningún lugar, salvo aquí. ¿Recuerdas tú, yo te he dicho que habías muerto hace tiempo? En aquella vida que vivías, la felicidad no puede existir. Tal vida no es mejor que la muerte. Mira a las mujeres que tienen cuarenta años. Muchas de ellas no saben hasta ahora lo que es un orgasmo. Si tú irás en el mismo camino, entonces llegara en el mismo lugar, a donde ellas han llegado. Porque en cuarenta años un humano puede amar y ser amado también que en veinte. Pero ellas ya han sepultado ellas mismas, ellas han manoteado en todo, se han negado de todo, usando esta frase banal: "no necesitamos nada", incluso intentan de bravear con eso.
      -Todo el mundo vive así.
      -Ellos no viven, sino beben del beque. Mejor no discutir. Mejor a probar uno, a probar otro, entonces tarde o temprano la verdad se descubrirá ella misma.
       Su carcelero se hacía creciente más locuaz. En esta vez él se ha exaltado hasta tal grado, si alguno aparece, él pensaría que turistas con el magnetófono escuchan de Vysotsky.
      -Pues bien, mi ninfa, vamos a ponernos a trabajar. Quítate el bañador y siéntate en los talones. Está así durante diez minutos y después de eso las asanas para estirar los músculos.
       Inga ha cumplido todos los ejercicios perfectamente, incluso del punto de vista del maestro. Al fin de ellos, se tumbó en espalda, se relajó y se durmió durante dos minutos.
       Dentro de media hora él ha llamado a ella.
      -Aquí, niña, un problema. Toma el bolígrafo, pero al principio escribe-lo que está necesitado.
       Y debería escribir siete veces: "Está estudiosa, oh chica, para que tú no estuvieres azotada". Desde luego, no siempre Inga lograba ser estudiosa suficiente. Los castigos pequeños que seguían ordinariamente después de su faltas, ahora no provocaban el miedo, pero la misma sensación negativa, como los tratamientos desagradables, como una inyección dolorosa o un lavado de la herida y algo así.
       Cuando la frase ritual estaba escrito, inmediatamente el secuestrador volvió a hablar:
      -¡Toda la atención deja aquí! Nosotros hemos un segmento con un punto en medio. Nombremos este punto, un centro. Nombremos este segmento, una bola unidimencional.
       Inga ha alzado los ojos a él.
      -¿Quieres convencerte, es que me he guillado? Al principio, escucha hasta el final, entonces resuelve si no quieres estar azotada de nuevo, apenas después de eso sacará conclusiones. Si soy un loco, entonces la solución no existe, sin embargo ella está escrito en mi bolsillo, preparada y tienes que hacer un descubrimiento pequeño que está descubierto ya hace mucho. Así, el volumen de la bola unidimensional es igual 2R. Tomemos una bola bidimensional, éste es un círculo. Él volumen-2 de la bola bidimensional es igual... - él miró interrogativo a Inga...
      -Pi - R - al cuadrado, el volumen-2, ésta es el área del círculo, - Inga respondió gustosamente, incorporándose en el juego y alegrándose de su propia comprensibilidad. Él quiso responder con ironía: "Y eres aguda, moza", pero se dio cuenta oportunamente que esté mejor no aguar su interés surgido a la matemáticas.
      -¡Justo! Y el volumen - 3, es decir, el volumen de la bola ordinaria es igual 4/3, pi, R al cubo. Así, moza: en matemática, uno puede trabajar no sólo en las tres dimensiones, pero en cuatro, en cinco y en más dimensiones hasta la infinitud. Éste está en el mundo físico no sabemos las dimensiones más de tres, podemos trazar sólo las tres direcciones perpendicular recíproco. Pero en matemática podemos verificar todos los cálculos de los objetos multidimensiónal. Todo concuerda, quiere decir que la teoría trabaja. Así: deduce la fórmula del volumen-4 de la bola a cuatro dimensiones. Doy te media hora por eso.
       Inga se inclinó sobre el cuaderno, sacó de él la hoja del borrador, volvió la página que no mirar estas palabras "...que tú no estuvieres azotada", y es posible ocurrirá así. Ella se fue con la cabeza en el trabajo. Durante media hora, inquietando-se como en un examen, ella buscaba alguna ley entre las tres formulas, pero no pudo encontrarlo a pesar de todo. Notó que este hombre extraño, estando de pie detrás de ella, mira en el borrador, donde el desarrollo de sus pensamientos está expresado en el proceso de buscar febril. Inga se volvió. Su torturador, estando pie, tenía en la mano una hoja pequeña del papel en qué estaba escrito por letra gruesa y bella: V=1/2 pi al cuadrado, R en el cuarto grado.
      -¿De lo cual enseñaban a vosotros en la Universidad? Y has terminado un curso anual, habéis estado en percha hasta las ecuaciones diferenciales que se complican gradualmente hasta el final, pero aquí una integración simple tiene lugar, no es difícil. Mira aquí: la longitud del segmento es la suma integral de los puntos; el área de un círculo es la suma integral de todas las cuerdas paralelas, incluso el diámetro; el volumen de la bola es la suma integral de todos los círculos que son formados debido a la intersección la bola por planos paralelos, incluso el gran círculo, y finalmente, mi niña, el volumen-4 de la bola a cuatro dimensiones es la suma integral de las bolas. Siguiente, los cálculos simples van. Ahora sabes que hacer, pero yo apuntaré a pesar de todo.
       Él tomó de Inga el cuaderno, el bolígrafo, hizo las cálculos necesarias que han conducido al resultado ya dado.
      -Lo que dirás?
      -Me debe azotar, - y añadió en voz muy baja, - como es debido.
      -Satisfaré tuya petición, moza forestal.
      -¿Cuál pose debo tomar?
      -Quítate el bañador, estarás pie derecha, teniendo las manos detrás la cabeza. No debes acuclillarte ni desunir las manos. Puedes gritar y saltar. No debes inclinarte demasiado. Lleva las varas. Azotaré en las caderas, por delante, diez veces.
       Inga se ha desnudado de nuevo. Quería llorar del despecho. No acaba de sentir el miedo. En lugar de éste, allí era un sentido de una persona que se había quedado frío.

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суббота, 11 мая 2013 г.

El secuestrador enigmático. (Capítulo 1)

                                                  (Traducción del autor; del ruso al español)   

      Sus ojos acaban de abrirse, parece, de sí mismos, interrumpiendo el curso de pensamientos vacíos que están masticados al matinal sueño ligero.  Los pensamientos que en sí mismos no tenían importancia, la hicieron durante un tiempo olvidar la realidad, cuyos aquellos que despertando, recordado con dificultad. El primer instante de la parada de estos pensamientos y de la indiferencia se cambió a la sorpresa: durante nada más al en una parte de segundo Inga todavía acaba no de comprender sino de sentir que la realidad promete estar más que extraña. En un interior estrecho y extraño, los rayos de sol matinal penetraban a través de las paredes rayadas que fueron similares de la lona.

       Inga acaba de moverse instintivamente. Un dolor flaco, dado señales de la espalda, al instante ayudó a ella a recordar todo. El destino daba un curso inverso insólito: no lanzaba de un sueño con pesadilla en la realidad despreocupada, pero al contrario. Eso, que parecía, deba de ser un sueño, se declaraba claramente, pretendiendo a la más real existencia. Algo, en qué no creería nadie, si el narrar, resultaba palpable de hecho.

       Y parecía que la naturaleza no quería de ninguna manera de reconocer el horror de la situación. El bosque verde fue populado de las vidas diferentes y fue llenado por el alboroto alegre de los pájaros. Como si todos afuera, en contra del sentido común, quería felicitar y saludar y sí mismo y el hecho que ella cayó en cautiverio.

       En alguna parte, es decir al rincón secreto de su consciencia ella ha descubierto un pensamiento traidor: "¿De lo cual, a decir verdad, pones nervioso? ¡Mira que todo está hermoso alrededor! No hay nada tan terrible. ¿Es necesario inquietarse por nada y?..." Inmediatamente otro pensamiento ha vituperado la primera, pero sin palabras. Ella ha imaginado los padres, los ex-condiscípulos, todos los conocidos del gran patio moscovítico desde el más joven al más viejo, ¿y si se enterarían? ¿Con todos los detalles? ¿Y si se enteran de lo que acabo de cerrar los ojos a todos estás? Pero de una vez el sentido común acaba de cortar este pensamiento, porque eso ya era demasiado. Ya ellos no pueden descubrir sus pensamientos secretos. ¿Es lo que ellos son como Messing? (Messing era un clarividente célebre - la nota del autor).

       Sin duda, aquí no hay nada algo de terrible por el momento. Si el monstruo apetecía matarla, él había millares momentos admirables para ésto,  y él se aprovecharía de la situación favorable ya hace tiempo para realización cualquier fantasía que pueden existir en la cabeza pecador de un maniático. Pero, incluso él no ha violado ella hasta ahora. Y aunque en esta época de Brezhnev nadie de personas conocidas a ella no osaría de apreciar este hombre como un hombre normal, pero él ha calculado todos muy exactamente. ¡Como exactamente! Rápidamente ella ha ejecutado mentalmente los eventos de las semanas últimas: parecía, su secuestrador no cometía ningún error. Admitir que él es loco, pero él es un loco inteligente, astuto y prudente, y es poco probable que él se ponga nervioso en perjuicio a sí mismo o en causa que él se ha propuesto.

       Inga se sorprendió que ella piensa; piensa desacostumbradamente independientemente y lógica es coherente. Hasta ahora ella no tenía a pensar por su propia cabeza de tal manera. Pensaban, parece, todos juntos: ella y aquellos que estaban cerca. Y no había ningún recelo de errar - los otros habrían retocado ella inmediatamente. Parecía que todos conocían el camino y conocían, si se puede expresarse así, un "horario", donde se afirma, a qué edad qué se puede hacer y qué no se puede hacer, el "horario" donde todas las personas normales viven. Pero el "horario" no preveía que pasaba a ella los últimos días. Ella es arrojada siquiera en el pasado distante, siquiera en otro planeta, casi en el otro mundo, y si comparaba con la vida real, nada era más parecido que un arresto súbito y la cárcel para aquellos que antes ni siquiera tenía en mente nada tal.

       Hoy la cabeza funcionaba precisamente y claramente, y ella sospechaba de lo cual. Anteayer noche el secuestrador ha emponzoñado ella por cierta porquería, es posible, ha añadido algo en té con confitura, hecho en caldero y echado en jarros. Él mismo, según parece, ha visitado una ciudad, porque ha vuelto de allá con las dos mochilas grandes que son llenados por comestibles víveres y menudencias de diferentes especies que son necesarias en bosque. Y ayer ella ha despertado muy entrada al mediodía, unos minutos antes de su volver, y no para escapar, pero habría sido difícil hasta a mover los dedos. Ella habría tenido éxito sólo alejarse a varios cientos de metros, qué ya una vez ha pasado, y ella comprendía, qué iba a ser para ella. Ella odiaba repetir algo como ésta.

       No obstante, no había nada de particularmente feliz. Esta mañana, como los otros, la vergüenza, el frío y el dolor aguardaban ella. -¿Has despertado, muchacha?

     - Una voz ronca y ruda acaba de resonar afuera. (Por desgracia, esto no era Vysotsky, aunque la voz paresía a él).

     -¿Qué, hora despertar?

     -Son las diez y media, puedes de roncar media hora más.

     -Tengo mejor esperar.

     -La ley está de tu lado, chulona,- su atormentador ha sonreído.

      Sin embargo, dentro de diez minutos, está harte de ésto espera fatigosa, y ella ha decidido aproximar este rito desagradable de la mañana: si él se comienza antes - se terminará antes. Y ella, dormido bien, como nunca antes, no quería en absoluto a estar tumbado a la bartola.

      Conforme al rito de locura, ella ha liberado del cuello de tortuga, del sostén, de los pantalones de chándal, incluso del taparrabos, y ha salido de la tienda de campaña, como si saltara a la olla.

     -Es justo. No quieres yacer después tal reposo. ¡Bueno, vuélvete de espalda! Inga ha obedecido.

      Toda la espalda era dibujada por verdugos después por culpa de estos ritos salvajes de ayer, de anteayer y más antes. Más abajo las huellas de nalgadas salían desde que la azotaina inolvidable por tentativa de evasión y resistencia. La vez pasada él había alcanzado ella, tocado de la oreja, agachado ella al suelo. Ella había intentado de golpear él con pie en punto vulnerable, pero había fallado. Después, él conducía ella, largo tiempo y con impasibilidad. "Es posible, antaño conducían Juana de Arco como este a su camino último" - había evocado de una lección de la historia. Entonces ella tenía miedo y había intentado de disimular el miedo con una pregunta inocente:

     -Hasta, no te riñes yo. ¿Por qué como esto?

     -Ahora mi fusta va te a reñir.

      En el camino a la represión, había evocado, sin querer, su infancia. A veces, el padre azotaba ella con cinturón, pero la madre protegía a ella como siempre, bautizado a él como un loco y un perverso, lo él ponía colorado, después de lo cual él toleraba las culpas de Inga mucho tiempo. Sin embargo, la misma madre, dado el caso ciertas culpas considerables, punía a ella muy raras veces pero cruelmente. Última vez, Inga cogía una jabonadura grande, cuando tenía catorce años, cuando muchas falsificaciones de las firmas de los padres en boletín de evolución eran revelados, y había una gran cantidad de las notas malas. Inopinadamente ella se había envalentonado, razonado mentalmente: "Es terrible sólo para las niñas pequeñas. ¿Hasta qué edad tendré miedo de nalgadas? ¡Qué importa! La madre mi zurrará le culo...ja ja ja".

      Entonces ella había obedeciendo la madre, desnudando su culo curvo bellamente, hasta ya a los catorce años, y había permitido a apretar su cabeza entre las piernas de madre. Al comienzo, siete u ocho látigos de comba eran aguantados por Inga en silencio. Querido de disimular su dolor aumentado, y ya era intolerable, Inga había rompiendo a hablar:

     -Madre... lo que me duele...- lo había resonando con la entonación suficiente despreciativa que podría interpretar así: "Aunque hay todos desagradablemente un poco, sin embargo, madre, te ocupas del absurdo". Pero la comba seguía a silbar, a clavarse en las nalgas desnudas, e Inga no se contenia más y gritaba lo que las mocitas gritan habitualmente en tales casos:

       -Oh, ¿qué estás haciendo? ¡Lo que duele! ¡Duele! Oh, no lo haré! - Y por último, gritando: Oh, no puedo más! - había ido en grito caótico, incoherente y tragando, el grito que había cesado después del último golpe inmediatamente y había cambiado en silbido y gemido bajo. Gritando algunas palabras injuriosas a Inga, la madre había dado un latigazo otra vez, y ahora sólo un latigazo había provocado un fuerte gemido de la muchacha. Después de la corrección, mirando desde la ventana por los ojos enrojecidos de las lágrimas, ella había visto uno adulto mozo que había sido una geodesta, estando de pie con una mira en la esquina de su casa y escuchando. Había estado avergonzada: desde luego él había escuchado como acaban de azotar a ella inmediatamente, y gracias a Dios que él no conocía a ella.

       Pero esta azotaina reciente debido a la evasión; había superado todos que ella confrontaba en la infancia. Entonces, él había ordenado a ella a abrazar un árbol grueso, atado las manos que no llegando el uno al otro un poco, en los sobacos él había tirado más una cuerda, envolviendo los hombros, entonces él había atado los cabos de la cuerda a un ramo arriba para limitar su posibilidad de acuclillarse. Después de este, el malvado había atado de firme abajo cada articulación tibiotarsiana a solas, para ella no intentase de cubrir su culo por los pies. Entonces, sin prisa, él había sacado del bolsillo un cable arrollado y doblado, de cobre dentro, cubierto de PVC y con una sección circular. El cable doblado era aproximadamente medio metro de largo.

       Un silbo armonioso había oído. Ciñendo la cadera izquierda y la nalga izquierda, las puntas flexibles del cable habían clavado en la nalga derecha. Durante los primeros segundos Inga no había sentido nada, pero inmediatamente el dolor que había cortado casi la respiración, este dolor invadió a ella, sin querer de aflojar.

       Ay! - la chica había alargado casi en un susurro echando atrás la cabeza. El segundo latigazo, melodioso y rodeando, había seduido rápidamente. Después de esto el tercero y el cuarto latigazos habían seguido, y todos ellos caían en el mismo lugar. Un clamor fuerte se había aído en el bosque. La barrera de la paciencia acaba de estar roto. Enseñando los dientes y mirando directamente a los ojos del monstruo con aire suplicante, Inga gritaba a grito herido, pero eso no detenía a él. Excitando, él continuaba sin piedad y rítmicamente de golpear las nalgas elásticas y blancas, aue ella volteaba, brincando muy de una manera tentadora, incluso por aquellos qué estaban los tipos experimentados. El cuerpo esperaba instinctivamente de eludir del dolor insólito y atroz; y ahora ella misma estaba depuesto a todo que este maniático podía exigir de ella, si solamente a interrumpir esta tortura.

      -¿Qué es lo que quieres, lo haré! !ay! !ay! !ay! !ay! ! Qué es lo que quieres, lo haré-e-e! !ay! !ay! !ay! !ay! - se desgañinaba con la voz tomada, asustando las avas y los jabalíes de los alrededores.

       Y el latigo continuaba de hincar aún largamente entonces a uno, luego a otro punto, y parecía que él azotará a ella a la muerte, y si es así, deje pasará más rápido. Tal pensamientos, acompañado de su grito histérico, no andaban suavemente, como de costumbre, pero se inflamaban y desaparecian como los rayos en la noche.

       He ahora él pasa la mano de cabellos, tañe las orejas. ¿Entonces, por qué ella grita? Inga se ha callado y prorrumpido en llantos. La cascada de lagrimas liberaba agradablemente de todos que es dolido y acumulado en alma, acumulado durante los seis años de esta vida sin iiorar, cuando comienzan a tragar quina las ofensas y el deplacer, simulando farisaicamente inmutables, por esta el alma se endurece, la mirada se apaga, cada fluslería se posa, acumulando para vejez como una carga pesada delpasado, por esta un hombre se hace una pelota, y no alegra a él más ni de las montañas, ni de los mares, ni de los bosques, ni de las albas y las puestas. Inga sollotaba a plena voz, mientas que el dolor, dejando, se transformaba en sensación agradable de limpiar. Así un bosque se purifica después del aguacero de tormenta ha pasado. Otra vez ella se convirtió en pequeña chica que estuvo dispuesta a ejecutar cualquier capricho de los padres crueles que inmediatamente acaban de corregir a ella y ella, estando llevada en un éxtasis infernal por el dolor cruel, prometió a ellos de obedecer en todas las cosas y suficientemente sincera, sin afectación.

       Una sensación agradable del alma y del cuerpo que se estremecían en sollozo, era reemplazado gradualmente en la vergüenza por su debilidad en comparación con las guerrilleras célebres, las primeras cristianas mártires y las víctimas de la inquisición.

      "Ellas no se habían sometido, pero yo acaba de subyugarse mi debido a simple azotaina. Ahora, es posible, él me jodrá o forzará me al sexo oral. Bueno, allá ellos! Así que me merezco. ¡arda Troya!"

       Una idea se le ocurríó con tímidos: "él está como un tipo viejo, pero no mal" Y esta idea era reprimida inmediatamente por todas las comunidades conocidas, donde tenía que comunicar últimamente, por su fachas burlescas que acaban de surgir en su imaginación.

     -Quieres vencer el dolor, pero usas un método incorrecto, - la voz ronca oyó. - yo te enseñara, moza, pero todo a su tiempo. Has muerto... has muerto no hoy y no aquí, sino mucho antes de que yo te he secuestrado. Ahora tú estás muerta, pero quiero hacerte viva y si la voluntad de Dios es por ésta, yo saldré con la suya!

      Él la miró amablemente y con entusiasmo y continuó:
    -A partir de ahora eres una moza forestal, mi compañera de bosque. Tú me obedecerás en todos los aspectos. ¡Yo te forzaré a obedecer! Debes estar conmigo más sincera y más franca que con ti misma eres, porque tú no conoces a ti misma. Sabes únicamente tuya imagen falsa. Tú has metido toda tuya esencia en subconsciencia y has creído que tú serías tal como todos los demás son. Y sin embargo Dios no ha creado las personas idénticas. En tierra no encontrarías un par de las personas idénticas así como no encontrarías dos huellas dactilares idénticas. Es más, las moscas idénticas no existen, sin decir acerca de la gente. En este caso, intenta de informarse ¿quién eres tú?
     -Me llamo Inga. Así mamá me ha titulado en honor una patinadora o una gimnasta, no recuerda, qué era una celebridad en aquella época.
     -Tú podías estar llamado, por ejemplo, Maria, Svetlana, Valentina, aún más Juan, si esta pasaba en prisión, tal casos existen, algún día yo te lo explicaré, así no esforzarse aprender una etiqueta que la gente había pegado en ti, pero conoce tuya propia esencia.
      Después de estas palabras una escena silenciosa se ha seguido. Él miraba a ella a la cara, y ella se ha desconcertado un poco, intentando de comprender lo que ella ha oído.
    -Yo soy tuyo señor, tuyo patrón. Yo soy tuyo maestro. Tú estás debajo de mi poder. ¿Quieres, te zurraré de nuevo, como lo estaba, hace quince minutos?
      Inga ha comenzado a inquietarse, los labios han iniciado de temblar, los ojos han iniciado de correr y ella ha caído de rodillas.
   -¡Eres mi maestro! ¡Eres mi señor! ¡Soy tuya compañera! ¡Soy tuya moza forestal! ¡Haré todos para ti! Haz como quieras con mío, pero suplico: sin tal dolor, sin tal crueldad! Ella ha palidecido y las lágrimas han aparecido en los ojos.
     -Ya sin embargo, esto depende sólo de ti. A pesar de todo, azotaré te cada mañana, pero un poco, para el orden que tú no te propases. A propósito, tú misma deberá pedirme sobre ello. Y ahora baja al riachuelo, lave, después estudiará el código de la conducta para cautiva. Es que ahora tú eres mi cautiva, - él reflexionó en algo. -Y tal vez, alguna vez, tú estarás agradecida me de todo corazón...
      Este día, ella estudiaba el código de la conducta para cautiva, qué estaba imprimido en una máquina, y su verdugo no la tocó más ya por el dedo.
      Y aquí ahora, ella estaba de pie delante de él, toda desnuda, volviendo de la espalda, qué estaba azotada, y él como un pintor examinaba el patrón rayado en su piel del cuerpo hermoso, esbelto y juvenil.

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El texto ruso original: https://www.proza.ru/2009/12/20/1217