Yendo para llevar las varas, una idea seductora de la evasión ocurrió a ella, pero ella no sabía en absoluto a orientarse, y su carcelero ya ha esclarecido éste. Después del secuestro, en segundo día él había azotado un poco a ella, porque en día de sol él había ordenado a ella de recoger algunas chámara por hoguera al oeste a cien metros, pero ella había ido al oriente. En nublado día ella podría hacer un círculo y venir al mismo lugar, y en día de sol, si a seguir por la misma dirección, no lo sabe, cuanto tiempo tendría que irse, es posible quedar sin agua por mucho tiempo en el bosque, aunque hacía calor. Era posible ir a lo largo del río sólo abajo y él alcanzaría a ella pronto. Pero irse a río arriba, allí un pantano amplio: no se ahogaría, pero se atascaría, abandonando el calzado en el tremedal.
Donde ellos estaban, Inga no lo sabía. Ella había vivido en la casa de su amiga Tania a donde esta amiga había llegado a relajarse en las vacaciones de verano. Allí todos conocían el uno al otro, y el lugar estaba alejado relativamente, así no recelaban los huéspedes que no eran invitadas.
Entonces, estando al cabo contrario del aldea, Inga había sentido una necesidad a cumplir. Ella entró en los arbustos, cumplió el acto pequeño y súbitamente... alguien puso el dogal al cuello y una voz ronca pronunció:
-¡Ve a donde yo te diré! De otra manera el dogal se apretará y yo te llevaré mientras que tú perdieres el sentido. ¡A pesar de todo, la resistencia es inútil! ¡Porque sería peor!.
Iban cinco minutos. Ella estaba toda pálida, con el dogal al cuello. Después él descolgó el dogal. Inga se volvió, vio un tipo delante de ella. No es un fortachón pero con las manos nudosas, un hombre metido, a la edad vaga, pero era obvio, él era mayor que ella. Sus ojos expresivos brillaban alegremente debido a la presa estaba cazada acertado.
-¡Ahora escucha, moza!
-¡No te soy una moza!
-No es el punto. Te conozco. Conozco qué es la calle que vives en Moscú. Hay tres ventanas en ti apartamento, - él dijo el domicilio particular de ella, contó donde sus padres trabajan, quien y cuando está en casa. Contó muchos otros detalles, incluso que la madre había azotado a ella, cuando ella tenía catorce años.
-¿Qué quieres algo de mí? - Inga intentaba de pasar a la ofensiva.
-Hay una buena novedad y una mala. La buena: yo no voy a matarte, no voy a violar tampoco.
-Y gracias por eso.
-Aquí y la mala una: ¡Yo te secuestro! A partir de ahora tú estás en mi poder, estás a las ordenes de mí. Si quiero, haré te desnuda a arrastrarse diez kilómetros, y tú cumplirás.
-¡Por supuesto que no! ¿Es que quieres chupar el...?
La mano del desconocido peligroso hizo un movimiento fulminante. Un silbo se oyó. Inga se estremeció y llegó a tiempo de pensar: "¡Ay, soy una tonta! Exasperé lo, pero él es un loco. ¡Él va a matarme!" Algo сiñó la cadera izquierda y adhirió a través del chándal. El dolor aumentó y de golpe el segundo látigo siguió. Inga se asió del punto de la contusión y frotaba, silbando del dolor. Apenas ella acaba de comprender que está es una azotaina, pero no es una tentativa de asesinato. Cuando ella se puso en cuclillas, él dio a ella dos latigazos más: una vez en las nalgas y una vez en la espalda. Inga dio alaridos, puso ojos de plato, se levantó bruscamente. El desconocido cogió fuertemente a ella de la mano, diciendo:
-Ahora yo no tu ordeno a reptar, poniendo en veinte uñas, pero caminaremos a pie, y de otra manera, moviendo poco, engordarás, perderás tu belleza, y tú eres una moza estupenda, a pesar de que estás infame, como todas las demás, pero tú serás una niña tranquila conmigo. Ahora yo desnudaré tu culo, ya te he dado cinco latigazos, el resto es noventa y cinco de ellos.
-¡No lo hagas! Eso duele... S-s-s, - silbó la chica dispuesta a resignarse, frotando la espalda por la mano libre.
Él puso un parche negro a ella en ojos, para que ella no vea, a donde van, y llevaba a ella, previniendo cuidadosamente acerca de mogotes, fosos pequeños y ramillas dirigidas a la cara. Iban andando durante cerca dos horas, luego el parche estaba quitado. El cielo se cubrió por nubes, pero sin lluvia. El secuestrador controlaba frecuentemente la dirección usando la brújula, a la vez ordenando a ella a volver las espaldas. Ellos iban muy largo tiempo y han venido al lugar trazado sólo en el tercer día. Pasaban dos noches bajo las estrellas. Varias veces él ponía el parche a ella en ojos, tres veces de las cuales, parecía, ellos atravesaban algunas carreteras. Estaba claro que se han ido a cerca de cincuenta kilómetros, y es posible, ahora si regresar a Moscú lo usando en vez de ésta, algún otro ferrocarril. Puede registrar todos los bosques alrededores cerca del aldea - en vano. Y cuando echarán de menos, entendiendo que justamente el secuestro ha tenido lugar, ningún perro no podrá seguir la pista: será tarde demasiado.
-¡Qué alicuz es! - La chica pensó. - ¡Cómo ha caído de las nubes!
En el aldea, donde los rumores se propagan en todo el condado y se exageran, ninguno no ha notado un hombre sospechoso que acechaba a ella ciertamente más largo tiempo que durante un día, tal vez, más largo tiempo que una semana.
Inga comenzaba a comprender todavía un poquito que el proverbio "el conocimiento es una fuerza" no es una frase vana. Ahora ella estando en el territorio del estado fuerte que además tiene inclinación a inmiscuirse en todas las cosas, incluso hasta en los adulterios y en la educación de los niños en el espíritu del marxismo-leninismo, pero se ha encontrado en completamente otro estado donde él es un señor y ella es una esclava, a quien él azote como una cabra y por efecto de eso ha forzado que la chica adulta a obedecerle como una pequeña, aunque está bien que él no... ¿Pero qué pasa con ella?
Una onda agradable ha pasado en bajo vientre. Un poco serpenteando con caderas, Inga ha vuelto sobre sí. Regresando y tendiendo las varas a su verdugo, Inga ha pronunciado de todo corazón por primera vez:
-¡Azota me más dolorosamente! De hecho, azota-me cómo es debido, - y añadió para su capote: -Afin que no quisiere de joder con éste loco.
Estando pie, ella metió las manos detrás de la cabeza y cerró los ojos. Un silbo se oyó y la vara, golpeando con medio en la cadera derecha, con su punta se ha engorrado en uno que de izquierda. Los golpes seguían uno tras otro. Inga abrió los ojos que al poco tiempo como si vieran las estrellas, entonces ella comenzó a un poco saltar como un juguete mecánico. Cuando la azotaina ha terminado, ella se ha inclinado, acurrucándose, gimiendo ligeramente y frotando los verdugones que se convertían en escarlatas. Las lágrimas no eran. Volvió en sí, se puso de rodillas y dijo como siempre:
-Gracias por la lección, señor.
Él acarició a Inga en sus cabellos, tocó la oreja, jugando.
-¿Has olvido, ninfa, que ya tenemos la lección de auto-flagelación?
¡Oh, cómo ella odiaba estas lecciones! Él la acostumbraba como una monja en época medieval, de azotar a ella misma. Solamente tres golpes, pero la calidad perfecta estaba exigida. Ella debería estar castigada por diez golpes para un golpe falso, y con son su mano, teniendo en cuenta que él podía azotar más duele que la madre con la comba.
-Hoy azotarás en la cadera derecha. Aquí, ten eso, - él dijo, tendiendo el mismo cable a la chica.
Inga tomó el instrumento de su propia tortura en la mano derecha y separó con anchura las piernas. ¡Maldita sea! De nuevo esta onda agradable pasó a través de ella. ¡Oh, no! Dio un zurriagazo fuertemente a ella misma en la pierna derecha así que el medio del cable tocó y el cabo, enrollando con la cadera, se clavó detrás. Inmediatamente, ya Inga dio un zurriagazo a ella misma en segunda vez y de nuevo, casi en voz muy baja: "¡Ay!" Ha encontrado de la valentía de alzar la mano en tercero vez. Después de eso la chica se ha puesto colorado a cara, las lágrimas goteaban de los ojos.
-¡El bravo, moza! Sólo, ten en cuenta que es el cuerpo que experimenta el dolor, pero tú misma tienes absolutamente nada que ver. Es difícil de explicarlo usando las palabras, eso se aclarará con la experiencia. Voy a citar sólo un ejemplo. El dolor cae en te como una carga pesada, y tú le intentas de arrojar, usando tuyas propias fuerzas. Pero no hay suficiente de ellas. No se puede jugar contra el dolor a ¿"quién vencerá"? Hace falta irse de él. Aquí las preguntas claves que es necesario de hacer a ti misma: 1) ¿Qué es el dolor? 2) ¿Cómo eso me afecta?
-Como tú me has azotado por la evasión, toda tuya teoría habría fracasado. No fue antes.
-¡Lo tienes bien merecido, moza traviesa! Tengo la sensación de que todavía podremos jugar a los "chillos, saltos y combas", - él dijo, sin poder disimular su éxtasis. - Quieres vencer las dificultades a la vez. He introducido las lecciones de auto-flagelación precisamente afín que tú empieces desde cosas pequeñas. No puedes en primera clase estudiar los manuales de décima una. Sin embargo, a veces puede convertir el dolor en la alegría. Por supuesto, eso depende de la individualidad. También el dolor puede tener una gran parte de matizes como los colores, los sonidos, los olores, los gustos. Es imposible que tú no hayas notado que los dolores de la vara y del cable son diferentes.
-Sí, de hecho el dolor es diferente que de la comba de la madre y del cinturón del padre, pero ellos me apaleaban raramente. Sólo si alguna cosa fea especialmente habría tenido lugar.
-Ni siquiera eso era mal que te apaleaban raramente, pero estaba mal que ellos te han cesado de apaleaban temprano. Aunque, tal vez, sea mejor. Aquel debe castigar que es capaz de enseñar algo. Sin embargo, no he terminado acerca de la reacción diferente al dolor, hasta alegría. ¿Sabes que los flagelantes españoles, caminando por la calle, fustigaban ellos mismos por látigos, hasta la medida que la sangre salpicaba, y cuando chicas caminaban al encuentro, ellos intentaban para que las gotas de la sangre salpicaran en las chicas? Y Spartan chicas estaban azotado no sólo para que castigaran a ellas, pero también que fomentaran su sensualidad, y a veces durante una azotaina ellas tenían unos orgasmos.
Cada vez más largamente Inga desencajaba los ojos debido a la sorpresa, mirando interrogativo al narrador extraño.
-Ya he oído, no lo sé justamente, es verdad o no es, antaño, algunas personas, a fin de que una buena suerte siguiera a ellas, contrataban a los maestros que sabían de azotar como debe ser, desnudaban y permitían de ligar ellas, gritaban del dolor como tú entonces, después de eso agradecían e incluso pagaban al contado. Pero no lo sé, de qué tenía lugar más en realidad: de la superstición o de alguna verdad mística. Por supuesto; tú piensas que soy un loco que es aficionado por la flagelación. Pero es desconocido, qué tú serás aficionada cuando te convertirás en tu misma.
-Quiero ser como toda la gente normal.
-Pero entonces serás una desgraciada. La sociedad humana qué existe, ella no está compatible con la felicidad. Jean-Jacques Rousseau tenía razón que el hombre está infeliz, estando en la sociedad. "Apresuro el paso para alcanzar al campo, pronto viendo el verdor, yo comienzo a respirar. ¡Si es extraño que me gusta la soledad! Veo sólo el animosidad en las caras de hombres, pero la naturaleza siempre me ríe". (la traducción conforme Chat Vert) Así él escribía en su último libro "Ensoñaciones del paseante solitario" Y éste gran hombre quería construir una sociedad feliz - eso es su error trágico. De hecho, resultó que los mismos conceptos el "felicidad" y la "sociedad" son incompatibles.
-¿Puedo sentarme en el tueco, porque estoy cansado?
-¡Siéntese, belleza! Permito.
Sólo ahora él notó que ella se ha olvidado no sólo de ponerse el bañador, pero incluso continúa de mantener el cable en la mano. Inga se sentó con el culo desnudo derecho en el tueco áspero. En algunos puntos picaba ligeramente después de la azotaina de hoy. (Después de esa azotaina terrible por evasión, ella no podía sentarse ni en ese día, ni al día siguiente).
-¿Acerca de qué yo acabo de hablar?
Inga comenzó a acordarse de eso, temiendo.
-Da me el látigo. Inga obedeció e inmediatamente acaba de acordarse:
-Has dicho que la felicidad y la sociedad son incompatibles. Su torturador arrolló el cable y enganchó le con el slip, usando un borne especial.
-No te hago creer en este por fuerza, sólo sabe: tal opinión existe también. Estoy de acuerdo con esta opinión, y puedes convencerte más tarde, usando tuya propia experiencia, si yo estaba en lo cierto. Aunque no aconsejo de demorar la experiencia. En este caso tu vida estuviere malgastado.
-¿Pero cómo podría existir una felicidad en la soledad? Es imposible.
-El Poder Soviético ha asustado todos vosotros, parece que un hombre solitario sea una nulidad. Debes de contradecirme. Debes de experimentar muchas verdades y no siempre es posible probar ellas usando sólo razonamiento. Pero sucede que los partidarios solitarios encontraban uno a otro, cuando en sus pareceres, en sus inclinaciones, muchas cosas, muchas en cuanto como es posible, coinciden.. La historia conoce tan granes alianzas. Después desean ampliar el círculo. Al principio reciben los principiantes con recelo, aquí aplicándose con sobra. Después al contrario, ellos intentan insuficientemente, recibiendo no importa quien a su comunidad. ¡Ya empezamos! Los soplones, carantoñeros... y finalmente la gran unión se convierte en la sociedad trivial, pero la sociedad, como Rousseau había escrito una vez, es un rebaño humano. De intentar de crear una sociedad feliz, estaría lo mismo caso que calentar a la calle en el invierno, mientras que en realidad debe a calentar la casa y cerrar las puertas más herméticamente.
Ahora, ya estás fatigada. Es demasiado a la vez. En caso contrario, entrará volando en una oreja y volará a través de la otra, - a la vez él ha jugado un poco con la oreja. - A propósito, mi hermosura, mañana será miércoles, y yo te azotaré con el cable de acuerdo con el Code. ¡Aguanta, moza! - El verdugo se ha sonreído alegremente.
E Inga se excitaba, debido a sentada en el tueco. Ella no podía librarse de las sensaciones agradables que estaban producidos de todas las cosas alrededor: y el tueco áspero, y el aire libre del bosque, que refrescaba el cuerpo por el fresco agradable, porque ahora mismo el sol se ha ocultado detrás de la nube, y la voz del desconocido extraño que por primera vez hablaba con ella tanto largo tiempo, la carne agitada claro debajo del bañador. De súbito ella deseó de nuevo de entregarse a él, de estar empalado en su palo, de estar calada, y dejar será que será. O hincarse de rodillas y de entregarse a él en la misma postura como hoy daba azotar a ella, y mientras que eso a apoyarse la cabeza en la hierba y gritar de la felicidad a la misma manera como ella gritaba del dolor. ¿Pero existe la felicidad en la Tierra? ¡Sin embargo, qué la gente comentaría! ¡Oh, Dios mío! Ella se ha cambiado a tal grado que está en el tueco, está desnuda absolutamente, incluso ha olvidado de poner el bañador, está delante del tipo que es excitado claro, vestido sólo en el slip. Inga se puso en pie y comenzó a poner el bañador. El secuestrador examinaba la chica. Ella se sentó en el tueco de nuevo. El ansia iba. ¿Si veía alguien ellos? Debería enviar los dos en el manicomio - así harían. ¡Pero estaba tanto bueno!
-La sociedad y la felicidad son incompatibles, - estas palabras se escaparon de Inga, y una lágrima rodó bajo que ella se secó con la mano pronto y reprochó a ella misma mentalmente por el sentimentalismo que no tenía lugar antes.
-Quizas comienzas a comprender algunas cosas, - él volvió las espaldas, frotando el slip delante.
Su chica cautiva lo notó, y la onda voluptuosa dio una vuelta de nuevo en la parte baja de la columna vertebral. De súbito él se volvió bruscamente, mirando a ella la mirada exaltada, fijamente a los ojos:
-Ya tú estás dispuesta y mañana, después del rito, te diré una gran verdad que es actual para todo el tiempo y todos los pueblos.
Capítulo siguiente: http://unasbagatelas.blogspot.ru/2013/06/el-secuestrador-enigmatico-capitulo-4.html
Donde ellos estaban, Inga no lo sabía. Ella había vivido en la casa de su amiga Tania a donde esta amiga había llegado a relajarse en las vacaciones de verano. Allí todos conocían el uno al otro, y el lugar estaba alejado relativamente, así no recelaban los huéspedes que no eran invitadas.
Entonces, estando al cabo contrario del aldea, Inga había sentido una necesidad a cumplir. Ella entró en los arbustos, cumplió el acto pequeño y súbitamente... alguien puso el dogal al cuello y una voz ronca pronunció:
-¡Ve a donde yo te diré! De otra manera el dogal se apretará y yo te llevaré mientras que tú perdieres el sentido. ¡A pesar de todo, la resistencia es inútil! ¡Porque sería peor!.
Iban cinco minutos. Ella estaba toda pálida, con el dogal al cuello. Después él descolgó el dogal. Inga se volvió, vio un tipo delante de ella. No es un fortachón pero con las manos nudosas, un hombre metido, a la edad vaga, pero era obvio, él era mayor que ella. Sus ojos expresivos brillaban alegremente debido a la presa estaba cazada acertado.
-¡Ahora escucha, moza!
-¡No te soy una moza!
-No es el punto. Te conozco. Conozco qué es la calle que vives en Moscú. Hay tres ventanas en ti apartamento, - él dijo el domicilio particular de ella, contó donde sus padres trabajan, quien y cuando está en casa. Contó muchos otros detalles, incluso que la madre había azotado a ella, cuando ella tenía catorce años.
-¿Qué quieres algo de mí? - Inga intentaba de pasar a la ofensiva.
-Hay una buena novedad y una mala. La buena: yo no voy a matarte, no voy a violar tampoco.
-Y gracias por eso.
-Aquí y la mala una: ¡Yo te secuestro! A partir de ahora tú estás en mi poder, estás a las ordenes de mí. Si quiero, haré te desnuda a arrastrarse diez kilómetros, y tú cumplirás.
-¡Por supuesto que no! ¿Es que quieres chupar el...?
La mano del desconocido peligroso hizo un movimiento fulminante. Un silbo se oyó. Inga se estremeció y llegó a tiempo de pensar: "¡Ay, soy una tonta! Exasperé lo, pero él es un loco. ¡Él va a matarme!" Algo сiñó la cadera izquierda y adhirió a través del chándal. El dolor aumentó y de golpe el segundo látigo siguió. Inga se asió del punto de la contusión y frotaba, silbando del dolor. Apenas ella acaba de comprender que está es una azotaina, pero no es una tentativa de asesinato. Cuando ella se puso en cuclillas, él dio a ella dos latigazos más: una vez en las nalgas y una vez en la espalda. Inga dio alaridos, puso ojos de plato, se levantó bruscamente. El desconocido cogió fuertemente a ella de la mano, diciendo:
-Ahora yo no tu ordeno a reptar, poniendo en veinte uñas, pero caminaremos a pie, y de otra manera, moviendo poco, engordarás, perderás tu belleza, y tú eres una moza estupenda, a pesar de que estás infame, como todas las demás, pero tú serás una niña tranquila conmigo. Ahora yo desnudaré tu culo, ya te he dado cinco latigazos, el resto es noventa y cinco de ellos.
-¡No lo hagas! Eso duele... S-s-s, - silbó la chica dispuesta a resignarse, frotando la espalda por la mano libre.
Él puso un parche negro a ella en ojos, para que ella no vea, a donde van, y llevaba a ella, previniendo cuidadosamente acerca de mogotes, fosos pequeños y ramillas dirigidas a la cara. Iban andando durante cerca dos horas, luego el parche estaba quitado. El cielo se cubrió por nubes, pero sin lluvia. El secuestrador controlaba frecuentemente la dirección usando la brújula, a la vez ordenando a ella a volver las espaldas. Ellos iban muy largo tiempo y han venido al lugar trazado sólo en el tercer día. Pasaban dos noches bajo las estrellas. Varias veces él ponía el parche a ella en ojos, tres veces de las cuales, parecía, ellos atravesaban algunas carreteras. Estaba claro que se han ido a cerca de cincuenta kilómetros, y es posible, ahora si regresar a Moscú lo usando en vez de ésta, algún otro ferrocarril. Puede registrar todos los bosques alrededores cerca del aldea - en vano. Y cuando echarán de menos, entendiendo que justamente el secuestro ha tenido lugar, ningún perro no podrá seguir la pista: será tarde demasiado.
-¡Qué alicuz es! - La chica pensó. - ¡Cómo ha caído de las nubes!
En el aldea, donde los rumores se propagan en todo el condado y se exageran, ninguno no ha notado un hombre sospechoso que acechaba a ella ciertamente más largo tiempo que durante un día, tal vez, más largo tiempo que una semana.
Inga comenzaba a comprender todavía un poquito que el proverbio "el conocimiento es una fuerza" no es una frase vana. Ahora ella estando en el territorio del estado fuerte que además tiene inclinación a inmiscuirse en todas las cosas, incluso hasta en los adulterios y en la educación de los niños en el espíritu del marxismo-leninismo, pero se ha encontrado en completamente otro estado donde él es un señor y ella es una esclava, a quien él azote como una cabra y por efecto de eso ha forzado que la chica adulta a obedecerle como una pequeña, aunque está bien que él no... ¿Pero qué pasa con ella?
Una onda agradable ha pasado en bajo vientre. Un poco serpenteando con caderas, Inga ha vuelto sobre sí. Regresando y tendiendo las varas a su verdugo, Inga ha pronunciado de todo corazón por primera vez:
-¡Azota me más dolorosamente! De hecho, azota-me cómo es debido, - y añadió para su capote: -Afin que no quisiere de joder con éste loco.
Estando pie, ella metió las manos detrás de la cabeza y cerró los ojos. Un silbo se oyó y la vara, golpeando con medio en la cadera derecha, con su punta se ha engorrado en uno que de izquierda. Los golpes seguían uno tras otro. Inga abrió los ojos que al poco tiempo como si vieran las estrellas, entonces ella comenzó a un poco saltar como un juguete mecánico. Cuando la azotaina ha terminado, ella se ha inclinado, acurrucándose, gimiendo ligeramente y frotando los verdugones que se convertían en escarlatas. Las lágrimas no eran. Volvió en sí, se puso de rodillas y dijo como siempre:
-Gracias por la lección, señor.
Él acarició a Inga en sus cabellos, tocó la oreja, jugando.
-¿Has olvido, ninfa, que ya tenemos la lección de auto-flagelación?
¡Oh, cómo ella odiaba estas lecciones! Él la acostumbraba como una monja en época medieval, de azotar a ella misma. Solamente tres golpes, pero la calidad perfecta estaba exigida. Ella debería estar castigada por diez golpes para un golpe falso, y con son su mano, teniendo en cuenta que él podía azotar más duele que la madre con la comba.
-Hoy azotarás en la cadera derecha. Aquí, ten eso, - él dijo, tendiendo el mismo cable a la chica.
Inga tomó el instrumento de su propia tortura en la mano derecha y separó con anchura las piernas. ¡Maldita sea! De nuevo esta onda agradable pasó a través de ella. ¡Oh, no! Dio un zurriagazo fuertemente a ella misma en la pierna derecha así que el medio del cable tocó y el cabo, enrollando con la cadera, se clavó detrás. Inmediatamente, ya Inga dio un zurriagazo a ella misma en segunda vez y de nuevo, casi en voz muy baja: "¡Ay!" Ha encontrado de la valentía de alzar la mano en tercero vez. Después de eso la chica se ha puesto colorado a cara, las lágrimas goteaban de los ojos.
-¡El bravo, moza! Sólo, ten en cuenta que es el cuerpo que experimenta el dolor, pero tú misma tienes absolutamente nada que ver. Es difícil de explicarlo usando las palabras, eso se aclarará con la experiencia. Voy a citar sólo un ejemplo. El dolor cae en te como una carga pesada, y tú le intentas de arrojar, usando tuyas propias fuerzas. Pero no hay suficiente de ellas. No se puede jugar contra el dolor a ¿"quién vencerá"? Hace falta irse de él. Aquí las preguntas claves que es necesario de hacer a ti misma: 1) ¿Qué es el dolor? 2) ¿Cómo eso me afecta?
-Como tú me has azotado por la evasión, toda tuya teoría habría fracasado. No fue antes.
-¡Lo tienes bien merecido, moza traviesa! Tengo la sensación de que todavía podremos jugar a los "chillos, saltos y combas", - él dijo, sin poder disimular su éxtasis. - Quieres vencer las dificultades a la vez. He introducido las lecciones de auto-flagelación precisamente afín que tú empieces desde cosas pequeñas. No puedes en primera clase estudiar los manuales de décima una. Sin embargo, a veces puede convertir el dolor en la alegría. Por supuesto, eso depende de la individualidad. También el dolor puede tener una gran parte de matizes como los colores, los sonidos, los olores, los gustos. Es imposible que tú no hayas notado que los dolores de la vara y del cable son diferentes.
-Sí, de hecho el dolor es diferente que de la comba de la madre y del cinturón del padre, pero ellos me apaleaban raramente. Sólo si alguna cosa fea especialmente habría tenido lugar.
-Ni siquiera eso era mal que te apaleaban raramente, pero estaba mal que ellos te han cesado de apaleaban temprano. Aunque, tal vez, sea mejor. Aquel debe castigar que es capaz de enseñar algo. Sin embargo, no he terminado acerca de la reacción diferente al dolor, hasta alegría. ¿Sabes que los flagelantes españoles, caminando por la calle, fustigaban ellos mismos por látigos, hasta la medida que la sangre salpicaba, y cuando chicas caminaban al encuentro, ellos intentaban para que las gotas de la sangre salpicaran en las chicas? Y Spartan chicas estaban azotado no sólo para que castigaran a ellas, pero también que fomentaran su sensualidad, y a veces durante una azotaina ellas tenían unos orgasmos.
Cada vez más largamente Inga desencajaba los ojos debido a la sorpresa, mirando interrogativo al narrador extraño.
-Ya he oído, no lo sé justamente, es verdad o no es, antaño, algunas personas, a fin de que una buena suerte siguiera a ellas, contrataban a los maestros que sabían de azotar como debe ser, desnudaban y permitían de ligar ellas, gritaban del dolor como tú entonces, después de eso agradecían e incluso pagaban al contado. Pero no lo sé, de qué tenía lugar más en realidad: de la superstición o de alguna verdad mística. Por supuesto; tú piensas que soy un loco que es aficionado por la flagelación. Pero es desconocido, qué tú serás aficionada cuando te convertirás en tu misma.
-Quiero ser como toda la gente normal.
-Pero entonces serás una desgraciada. La sociedad humana qué existe, ella no está compatible con la felicidad. Jean-Jacques Rousseau tenía razón que el hombre está infeliz, estando en la sociedad. "Apresuro el paso para alcanzar al campo, pronto viendo el verdor, yo comienzo a respirar. ¡Si es extraño que me gusta la soledad! Veo sólo el animosidad en las caras de hombres, pero la naturaleza siempre me ríe". (la traducción conforme Chat Vert) Así él escribía en su último libro "Ensoñaciones del paseante solitario" Y éste gran hombre quería construir una sociedad feliz - eso es su error trágico. De hecho, resultó que los mismos conceptos el "felicidad" y la "sociedad" son incompatibles.
-¿Puedo sentarme en el tueco, porque estoy cansado?
-¡Siéntese, belleza! Permito.
Sólo ahora él notó que ella se ha olvidado no sólo de ponerse el bañador, pero incluso continúa de mantener el cable en la mano. Inga se sentó con el culo desnudo derecho en el tueco áspero. En algunos puntos picaba ligeramente después de la azotaina de hoy. (Después de esa azotaina terrible por evasión, ella no podía sentarse ni en ese día, ni al día siguiente).
-¿Acerca de qué yo acabo de hablar?
Inga comenzó a acordarse de eso, temiendo.
-Da me el látigo. Inga obedeció e inmediatamente acaba de acordarse:
-Has dicho que la felicidad y la sociedad son incompatibles. Su torturador arrolló el cable y enganchó le con el slip, usando un borne especial.
-No te hago creer en este por fuerza, sólo sabe: tal opinión existe también. Estoy de acuerdo con esta opinión, y puedes convencerte más tarde, usando tuya propia experiencia, si yo estaba en lo cierto. Aunque no aconsejo de demorar la experiencia. En este caso tu vida estuviere malgastado.
-¿Pero cómo podría existir una felicidad en la soledad? Es imposible.
-El Poder Soviético ha asustado todos vosotros, parece que un hombre solitario sea una nulidad. Debes de contradecirme. Debes de experimentar muchas verdades y no siempre es posible probar ellas usando sólo razonamiento. Pero sucede que los partidarios solitarios encontraban uno a otro, cuando en sus pareceres, en sus inclinaciones, muchas cosas, muchas en cuanto como es posible, coinciden.. La historia conoce tan granes alianzas. Después desean ampliar el círculo. Al principio reciben los principiantes con recelo, aquí aplicándose con sobra. Después al contrario, ellos intentan insuficientemente, recibiendo no importa quien a su comunidad. ¡Ya empezamos! Los soplones, carantoñeros... y finalmente la gran unión se convierte en la sociedad trivial, pero la sociedad, como Rousseau había escrito una vez, es un rebaño humano. De intentar de crear una sociedad feliz, estaría lo mismo caso que calentar a la calle en el invierno, mientras que en realidad debe a calentar la casa y cerrar las puertas más herméticamente.
Ahora, ya estás fatigada. Es demasiado a la vez. En caso contrario, entrará volando en una oreja y volará a través de la otra, - a la vez él ha jugado un poco con la oreja. - A propósito, mi hermosura, mañana será miércoles, y yo te azotaré con el cable de acuerdo con el Code. ¡Aguanta, moza! - El verdugo se ha sonreído alegremente.
E Inga se excitaba, debido a sentada en el tueco. Ella no podía librarse de las sensaciones agradables que estaban producidos de todas las cosas alrededor: y el tueco áspero, y el aire libre del bosque, que refrescaba el cuerpo por el fresco agradable, porque ahora mismo el sol se ha ocultado detrás de la nube, y la voz del desconocido extraño que por primera vez hablaba con ella tanto largo tiempo, la carne agitada claro debajo del bañador. De súbito ella deseó de nuevo de entregarse a él, de estar empalado en su palo, de estar calada, y dejar será que será. O hincarse de rodillas y de entregarse a él en la misma postura como hoy daba azotar a ella, y mientras que eso a apoyarse la cabeza en la hierba y gritar de la felicidad a la misma manera como ella gritaba del dolor. ¿Pero existe la felicidad en la Tierra? ¡Sin embargo, qué la gente comentaría! ¡Oh, Dios mío! Ella se ha cambiado a tal grado que está en el tueco, está desnuda absolutamente, incluso ha olvidado de poner el bañador, está delante del tipo que es excitado claro, vestido sólo en el slip. Inga se puso en pie y comenzó a poner el bañador. El secuestrador examinaba la chica. Ella se sentó en el tueco de nuevo. El ansia iba. ¿Si veía alguien ellos? Debería enviar los dos en el manicomio - así harían. ¡Pero estaba tanto bueno!
-La sociedad y la felicidad son incompatibles, - estas palabras se escaparon de Inga, y una lágrima rodó bajo que ella se secó con la mano pronto y reprochó a ella misma mentalmente por el sentimentalismo que no tenía lugar antes.
-Quizas comienzas a comprender algunas cosas, - él volvió las espaldas, frotando el slip delante.
Su chica cautiva lo notó, y la onda voluptuosa dio una vuelta de nuevo en la parte baja de la columna vertebral. De súbito él se volvió bruscamente, mirando a ella la mirada exaltada, fijamente a los ojos:
-Ya tú estás dispuesta y mañana, después del rito, te diré una gran verdad que es actual para todo el tiempo y todos los pueblos.
Capítulo siguiente: http://unasbagatelas.blogspot.ru/2013/06/el-secuestrador-enigmatico-capitulo-4.html
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